Una familia cristiana que dejo su país y parte de su familia para venir a este gran país bendecido por Dios y deseado por todo el mundo. Lo único que se trajeron era lo único que tenían sus siete hijos, sus fotografías, su título, sus ilusiones, y su fe. Como los peregrinos de Inglaterra así llegamos todos a un mundo nuevo, con la esperanza de cambiar la vida nuestra y la de nuestros amados porque ese es el deseo de los mortales, superación y bienestar, eso se puede lograr aquí. Cuidemos este país como si fuera nuestro ya que es nuestro hogar. Demos buen ejemplo para que nuestros países natales estén orgullosos de nosotros. No seamos causa de vergüenza al país que nos vio nacer, que con orgullo levantemos la bandera sin importar el país al que pertenezcamos, sobre todo la bandera de la fe. Los hombres hacen fronteras pero la tierra es de Dios. Él nos permitió vivir en este siglo y en este planeta, el más bonito de todos, no lo destruyamos que Los Estados Unidos de Norteamérica no se avergüence de nosotros. La hermana María Amparo nació en Honduras, ciudadana de Los Estados Unidos y del reino celestial. Especialidad: cuidar niños. Pasatiempos favoritos: leer, cocinar, escribir, bueno eso es ahora, porque antes estuvo muy ocupada trabajando y cuidando a sus doce hijos. Clovis Obed, Juan Josue, Daniel Isaí, Amado Eli, Jerry Noel, Levi Salomon, José David, Benjamin Jafet, Jesús Abrahám, Gabriel Moisés, Eunice María, y Jeremy Samuel. Educación muy poca, en mi país tercer grado, pero aquí en los Estados Unidos estudié hasta el cuarto nivel de E S L. La biblia dice en Eclesiastes: 3:1-8: "Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer y tiempo de morir [...]" Por muchos años estuvo ocupada. Ahora está descansando, tanto así que ya está retirada. Esta historia tiene protagonistas y participantes. Por su puesto el promotor es Dios y sus muchos ángeles servidores, desafiando nuestra fe, extendiendo nuestros límites, derribando nuestras imposibilidades. Enseñándonos cada día una vida de fe, que supera adversidades y vence temores. Miramos atrás y comprobamos que nuestro gran Dios es fiel, nunca nos abandonó y siempre nos ayudó. Recordar nuestra historia y compartirla con cada lector, trae a nuestras vidas y corazones, una gran gratitud y contentamiénto. Ángeles y Patriarcas es una historia de la vida real.