Un apocalipsis de andar por casa.
En un futuro próximo, a cuatro o cinco desastrosos pontificados del presente, la Iglesia está agonizante, el Vaticano en bancarrota y el papado desprestigiado. Inesperadamente, un simple cura de pueblo español es elegido papa, con el nombre de León XIV, y pide a un pobre fraile portero que sea su secretario.
¿Cómo podrá guiar a los católicos si nadie le hace caso y todo lo que intenta fracasa? Los enemigos de la Iglesia, externos e internos, notan su debilidad y buscan destruirla. En cambio, los colaboradores del Papa son, como él, insignificantes: un cardenal aficionado a la buena mesa, una monja pendenciera, un puñado de muchachos idealistas que han acudido a defender al Vicario de Cristo, un secretario torpón, un gato callejero malhumorado...
Quizá la historia de la Iglesia deba consistir en una larga derrota. O puede que se estén acercando los últimos tiempos y las instrucciones que necesita desesperadamente el Papa se encuentren en el Apocalipsis, el libro menos leído y entendido de toda la Biblia.
En estas páginas entrañables, divertidas y a ratos agridulces, se mezclan el buen humor, la esperanza cristiana y la desolación por el estado del catolicismo. Entre intentos de asesinato, presiones políticas y traiciones varias, el nuevo Papa León y su fraile secretario solo puede hacer lo que siempre ha hecho la Iglesia: rezar, ser fiel a la doctrina recibida, anunciar a Jesucristo y, sobre todo, dejar hacer a Dios.