Como doctor por 33 años con especialización en medicina clÃnica y medicina nuclear, yo les recomendaba a mis pacientes hacerse exámenes fÃsicos anualmente. Muchos confirmaban estar en excelente salud. Pero al pasar el tiempo, algunas veces me llamaban al cuarto de urgencias para examinar a uno de mis pacientes con una emergencia aguda, ya sea un ataque cardiaco, un accidente o algún otro problema fÃsico. Tales pacientes estaban a menudo temerosos y ansiosos al pensar que la muerte pudiera estar tan cerca.
Después de tratar el problema médico, escuchaba a algunos admitir que habÃan oÃdo del cristianismo por la radio o el televisor, pero rara vez leÃan la Biblia, oraban o asistÃan a la iglesia. VivÃan vidas moralmente buenas, haciendo buenas obras y dando a organizaciones de benficencia, pero no sentÃan la paz de Dios.
Les preguntaba frecuentemente, "¿Crees con certeza que entrarás al cielo si es que mueres inesperadamente?" La respuesta tÃpica era "Creo que sÃ," o "Espero que sÃ." Algunos contestaban "SÃ, lo sé, pues he confiado en el Señor Jesucristo y tengo paz con Dios. Estoy preparado para ir al cielo."
¿Alguna vez te has preguntado cómo puedes saber con certeza si tienes vida eterna, paz con Dios y si estás preparado para entrar al cielo?
Todos los doctores tienen textos de medicina escritos por autoridades para asistirles al hacer una diagnosis correcta y para dar el tratamiento apropiado. La humanidad también tiene un manual privisto por la autoridad espiritual suprema, Dios. La Biblia nos enseña cómo conocer a Dios, cómo vivir una vida con propósito que le agrade y cómo pasar la eternidad en el cielo.
La Biblia también declara que todos tenemos una condición espritual fatal, "pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios....Porque la paga del pecado es muerte" (Romanos 3:23; 6:23). Tal como un paciente enfermo gravemente debe buscar cuidado médico para evitar la muerte, asà también debemos buscar una solución a nuestra condición pecaminosa o moriremos en nuestros pecados sin Dios.
Afortunadamente, Dios ha provisto una cura al mandar a su Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz para limpiarnos de nuestros pecados. "Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavÃa éramos pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). El Hijo de Dios, sin pecado ni mancha, tomó tu condena para que Dios pudiera perdonar tus pecados justamente y darte vida eterna. Tres dÃas después de su crucifixión, Cristo resucitó, comprobando que habÃa pagado el castigo completo por todos nuestros pecados.
El Siguiente Paso
Necesitas, por fe, confiar en Jesucristo como tu salvador a fin de pertenecer a la familia de Dios. La Biblia lo describe de esta manera: "que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo" (Romanos 10:9-10).
"Porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo" (Romanos 10:13). Si clamas a Jesucristo con fe como tu salvador del juicio que mereces, serás salvo. Nadie está excluido. Esto te asegura que ahora sà estás listo para conocer a Dios en el cielo. Ya no existe el "tal vez" o "espero que sÃ" o "creo que sÃ," solo el "¡SÃ, lo sé!"
¿Qué te detiene hoy de poner tu confianza en Jesucristo? La Biblia dice, "Este es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el dÃa de salvación!" (2 Corintios 6:2). Le puedes decir en tus propias palabras o usar esta oración como una guÃa.
Querido Jesús,
Libremente admito que soy un pecador. Creo que eres el Hijo de Dios quien murió y resucitó para ser perdonado de todos mis pecados. Hoy clamo a ti en fe y te acepto como mi salvador. ¡Gracias por hacer posible la