Cientos de años antes de que Jesús de Nazaret naciera, las profecías judías vaticinaron que un Mesías llegaría al mundo. El Cristianismo proclamó que ese Mesías era Jesús de Nazaret. Pero, el judaísmo ortodoxo rechazó con firmeza tales intenciones cristianas. Algunos afirman que las Antiguas Escrituras fueron reinterpretadas para ajustarlas a la vida del Mesías cristiano.Bajo las perspectivas hebreas Jesús no satisfizo las profecías claramente establecidas en el Antiguo Testamento acerca del Mesías hebreo: la tierra prometida, la nación propia y poderosa, la realeza, y la bendición divina. Jesús no salvó a los judíos de sus enemigos, no restauró el reino davínico, no instauró la paz universal. En lugar de liberar a los judíos de sus opresores, Jesús sufrió una muerte vergonzosa, derrotado por aquellos que el Mesías debía superar. De hecho, las profecías hebreas no preveían que el Salvador de Israel fuese ejecutado como un vulgar criminal. Así mismo, la condena a muerte del mesías cristiano, por parte de los romanos, tienen un profundo dejo de ejecución política, en vez de religiosa. De hecho, la inscripción sobre la cruz: "Jesús Nazareno, el rey de los judíos", así lo indica.No obstante, Jesús de Nazaret ha sido el personaje peor interpretado en toda la historia de la humanidad. El Jesús histórico fue un hombre de origen humilde que predicó en Galilea. El Maestro galileo no fue, ni aspiró a serlo, el Mesías que esperaba el pueblo de Israel. Las enseñanzas del Jesús humano estuvieron inscritas dentro de un mensaje de solidaridad, de confraternidad, de respeto, de humanidad y de amor filial entre Dios y los hombres. Nunca sostuvo un mensaje político. Tampoco se le puede asignar la responsabilidad o el deseo de fundar ninguna religión. En lugar de esto, fue un judío con un profundo sentido religioso que predicó el advenimiento del Reino de Dios en la Tierra y llamó al arrepentimiento por los pecados cometidos y acercarse a los verdaderos mandamientos inscritos en la Torah. Jesús jamás declaró ser el Mesías y mucho menos ser Dios encarnado. El hecho de que sea el Hijo de Dios, o no lo sea, no es de mayor importancia para la humanidad. Su misma existencia, aun puesta en duda por algunos, tampoco es importante. Lo verdaderamente importante es su mensaje de amor hacia Dios y hacia los hombres. Mensaje que debió tener, necesariamente, un origen divino. Él enseño al hombre, el camino para llegar a Dios, el camino para hacerse uno con el Padre Celestial, el camino para fundirnos en la Conciencia Universal, el camino para ser uno con el Uno. Y de este hombre es de quien reportamos una imaginaria entrevista con motivo de su segunda venida a la Tierra, donde el llamado Redentor, sometido a un intenso e imaginario interrogatorio por parte de una valiente periodista, ratifica parte de sus hermosos mensajes de amor y paz entre los hombres. Las hipotéticas respuestas del nazareno son fácilmente discernibles cuando se analizan cuidadosamente las valiosas enseñanzas dejadas por el Maestro de Galilea. He aquí el producto de nuestra imaginación.