La poética de Paulo Padrós Garzón es desconcertante, ya lo dijimos, romántica y rupturista, pero a la vez profundamente bella, como si la anti-poesía de algunos de sus trabajos, verbigracia, "Las intermitencias de un tatuaje", "Poema gastronómico", "Entre trogloditas y hermafroditas", intentara compensarse y romper la estructura más formal de la poesía más convencional.En "El listado de sonidos" encontramos una paleta pictórica de situaciones cotidianas, que se vuelven increíblemente notorias cuando no está el amor para dejarlas transcurrir con la fluidez de siempre. Un listado sumamente bello, tan comunes y ordinarios que sólo la mirada de un poeta ha sido capaz de conferirle esa belleza: El siguiente, es el listado de sonidos que escucho cuando no estás a mi lado con tu sinfonía de labios inquietos para distraerme: El ruido de mis silencios mientras caen rodando al piso y se rompen en la melodía de mis pies arrastrándose... Mientras que en "Cuestiones de amor", pero no sólo en este poema sino en casi todos sus trabajos, Padrós Garzón tiene la capacidad de incorporar elementos que bien podrían configurar una antítesis de la poesía, metáforas que en otro autor resultarían extrañas pero que a lo largo de toda su obra nos fue acostumbrando a esos giros sorpresivos del lenguaje, de la alegoría, de la poesía en sí misma como un hábito de vida cotidiano. De este modo, se vuelve común hablar de bolos alimenticios sin que sea un tratado sobre nutricionismo, o de policías, camellos en celo en medio del desierto o centavos perdidos en los bolsillos... ¡pero no es un libro de aventuras! O quizás sí, tal vez este trabajo es un testimonio veraz de que la poesía es una aventura, y de que no es necesario caer en lugares comunes, algunas veces limítrofes con artificios innecesarios, para describir esa pasión indescriptible que puede ser el amor: Hoy quiero vivir sin darme cuenta, quiero pensar sin saber que estoy pensando, quiero pensar antes de pensarUna actuación es como un límite, tu piel es como una lágrima, yo nunca llegué a vos pero sin embargo siempre estoy partiendo.... El tema sería que Padrós Garzón siempre está partiendo, siempre buscando romper con la sensibilidad meliflua de cierta poesía romántica y formal, digamos "vendible" para el gran mercado: Escucho, decía, a las orugas comiéndose mis albahacas, y la marcha de las hormigas alistándose tras mis macetas como un ejército invencible y poderoso, porque la tenacidad de las hormigas siempre es poderosa.Una poesía poderosa, un libro definitivamente poderoso para distraernos de nuestras obligaciones cotidianas, para abstraernos del ruidoso mundo y encontrar en las cosas que nos rodean y hacen nuestra vida más habitable, (o no, de nosotros depende), un lugar bello para vivir, para disfrutar, para sentir que la vida vale la pena vivirla como lo que es, y no como nosotros desearíamos que sea. Bello, bello libro de Paulo Padrós Garzón.