La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), es una obra teatral escrita en el año 1635. En ella su protagonista, el príncipe Segismundo, se cuestiona sobre el sentido de la vida mientras se encuentra en cautiverio.
En esta obra Basilio, erudito rey de Polonia, ve morir a su esposa al dar a luz a su hijo Segismundo. Así este llega al mundo dando de su condición indicios.
Basilio se convence de que su heredero está maldito. Cree que su desdichado nacimiento es un signo de que en el futuro será un monarca despiadado. Entonces decide explicar que su hijo murió junto con la madre y aislar completamente a Segismundo encerrándolo en una torre.
Sin embargo, al cabo de los años, el rey duda. Urde una trama para comprobar si su hijo es digno de la libertad o confirmar los peores augurios. Hace liberar a Segismundo y le otorga el trono, tras embriagarlo para que el joven no sepa si sueña o está despierto.
Así, en caso de que deba volver al cautiverio, tan solo lamentará que su sueño no fuera más que eso...
Segismundo despierta de pronto en un mundo que ni siquiera sabía que existiera y descubre una identidad que ignoraba. Sumido en el aturdimiento y la inquietud, sospecha de todo lo que ve.
A partir de esta intrincada anécdota, Calderón ofrece así una de las reflexiones más universales sobre la naturaleza de lo real y lo ficticio. Y es que, a pesar de la singular historia del personaje, la confusión y la incertidumbre de Segismundo recuerdan a las de cualquier hombre.
La vida es sueño trata sobre la oposición y la dualidad entre el libre albedrío y la predestinación. Haciendo énfasis en la duda entre los límites de la realidad y el sueño.
El interés por estos temas se justifica, ya que La vida es sueño fue escrita en pleno contexto barroco.