Si se reunieran los más calificados escritores, historiadores, geógrafos, arqueólogos, astrónomos, teólogos y exegetas, no podrían realizar una reconstrucción y descripción de la vida de la Santísima Virgen María más lógica, detallada y perfecta que la mostrada por la monja agustina Ana Catalina Emmerick, por medio de sus místicas contemplaciones en la presente obra.
La extraordinaria mística Catalina Emmerick, fue una humilde monja alemana, estigmatizada y visionaria, de la orden agustina que vivió en siglo XVIII. Según ella, fue predestinada por Dios para ser dotada de dones y bendiciones sobrenaturales tan especiales como ningún ser humano los ha tenido hasta ahora (salvo quizás la Virgen María).
Toda la recopilación de sus visiones sobre detalles ocultos de la vida de Jesús, María, los Apóstoles, la iglesia naciente, profetas y santos del Antiguo y Nuevo Testamento; al igual que pormenores de las historias sagradas sobre los primeros libros de la Biblia, estuvieron a cargo del famoso poeta alemán Clemente Brentano, quien las reunió en varios tomos para el provecho de las almas y defensa de la fe católica, ante las graves persecuciones de la que era objeto en ese tiempo en Alemania por parte de los enemigos de la religión; e igualmente, previendo la gran apostasía que se avecinaba llegar en los albores del modernismo y de la época contemporánea.
Tan pronto Brentano culminó su obra, fue de admirable recibo por parte de los círculos intelectuales y eruditos de su época (incluyendo al gran Johann Wolfgang von Goethe) quienes quedaron impactados ante tal desborde de conocimientos culturales, religiosos, geográficos, demográficos, etc., por parte de una religiosa que nunca salió de su pueblo. En su extensa obra, la vidente relata sobre el paraíso, el purgatorio y el infierno con más exactitud que Dante en su Divina Comedia; nos narra la caída de Adán y Eva con más erudición que Milton en El Paraíso Perdido; nos descubre las artimañas del demonio con más sentido que Goethe en Fausto; nos muestra la vileza del corazón humano con más realidad que Víctor Hugo en Los Miserables; nos presenta un análisis del alma más atormentador que en las obras de Fiodor Dostoievski; en fin, nos deleita con más dulzura y emoción que los mejores poemas pastoriles y novelas idílicas de la literatura universal.
Supera en extensión y profundidad a las revelaciones de la Magna Santa Hildegarda Von Bingen, Santa Matilde, Santa Gertrudis, Teresa Neumann y otras videntes y estigmatizadas de nuestros tiempos. Confirma y complementa lo que han dicho los santos y doctores de la realidad sobrenatural al sumergirse en la contemplación de esta dimensión más allá de lo posible para la mente humana.