Existe detrás de cada fuerza cósmica, de cada espectro u manifestación onírica del inconsciente, la forma de un enrarecido enunciado que el buscador tratará de armar como quién arma enigmas, la búsqueda y resolución de las [luces en el cielo, o ciudades volantes de oro puro, es solo otro más. En la antigüedad eran los Dragones que según Borges su número y numen era secreto], Hoy son los platos volantes. Es posible que el significado y llave de todo esto, se encuentre en el pasado más remoto.
"En sí la vida podría representar una forma de palimpsesto escrito por nosotros en nosotros, encarnados en una forma de libro en el ahora".
Todos estos agregados iconográficos en la vida del buscador, como puede ser ver cruces en los cielos, objetos volantes, doncellas y unicornios en su conjunto representen al super ser, John Keel los nombra con el título de Super espectro, son en su cohorte la manifestación del inconsciente que se expresará como destino y ver en el tiempo una forma de espejo de metal, donde el pasado es futuro, parte de un enigma y plan dentro del círculo del tiempo, somos nosotros quienes colocamos en nuestra vida toda metáfora y el tiempo necesario para la resolución del enigma de todas nuestras vidas.
En sí el mundo es la manifestación de nuestro interior, un espejo en el cual mirarnos que al final se descubrirá circular, una ruina de experiencias o ciudad florentina en parte una utopia. El mundo con todos estos Monstruos imaginarios existe por que lo observamos, el hombre es el gran testigo y marioneta de todo este proceso metafísico que involucra su máximo sol, el cristo, por sobre todas las cosas representa la cruz, el espíritu universal y axis mundi" también el hombre de Vitruvio cuyo centro es el mismo, el hombre como centro del cosmos "el hombre libre", imagen central de lo real, el hombre dentro de la cuadratura del circulo y [algo en la forma de ruinas de arquitectura, que evoca la efigie del saber], el ver objetos con forma de plato, la ciudad volante o la barca que simboliza en los relatos de Jonathan Swift, el mundo perdido.
Diego Kurilo