El libro está dividido en tres partes. En la primera parte (Las intuiciones) el autor discute las hipótesis más relevantes sobre la realidad ilusoria del mundo perceptible. Los grandes pensadores han previsto la existencia de un nivel de conciencia que trasciende la materia. Encontramos esta idea en el mito de la caverna de Platón, en la "Teoría inmaterialista" de Berkeley, en la "Psicología de la forma" (Gestaltpsychologie). La fuente más autorizada se encuentra en los trabajos sobre el inconsciente colectivo y sobre la teoría de la sincronicidad de Carl Jung.
En la segunda parte (Confirmaciones) el autor describe de manera elemental pero detallada el camino de la física cuántica, desde el experimento de doble rendija de Thomas Young hasta los fenómenos de superposición de estados y correlación cuántica. A través de estas claves privilegiadas es posible comprender el entrelazamiento cuántico. En la tercera parte (Perspectivas) el autor describe las teorías desarrolladas por David Bohm sobre el "potencial cuántico" sobre el "universo implicado y explicado". y sobre la visión holográfica del cosmos. Todo se explica con absoluta sencillez, sin el uso de fórmulas matemáticas y con la ayuda de muchas ilustraciones.
La humanidad, desde sus inicios, quiso investigar el origen y composición de las cosas, descubrir su funcionamiento y su finalidad íntima.
El método utilizado universalmente es descomponer los objetos en partes cada vez más pequeñas, y luego analizarlas con todas las técnicas posibles, desde la investigación visual hasta las reacciones químicas. Esto todavía sucede hoy. Por ejemplo, si un científico quiere descubrir la estructura química y física de un cubo de granito, lo romperá en pedazos cada vez más pequeños hasta que se divida en átomos individuales.
Sin embargo, si el propio científico quiere investigar las partículas individuales que componen el átomo, recibe una sorpresa increíble. El cubo de granito se comporta como lo haría un cubo de hielo. El científico ve materia que se convierte en niebla, se evapora, desaparece entre sus dedos. La materia sólida se convierte en energía que vibra.
Las partículas individuales se transforman en ondas fluctuantes sin ninguna corporeidad sólida.
A nivel subatómico, la materia ya no es materia sólida, se convierte en algo diferente.
Las partículas elementales nos engañan. Parecen motas sólidas si alguien las observa, pero se comportan como ondas vibratorias cuando no se las observa.
Los átomos prácticamente solo contienen vacío.