La Colección Egro de Literatura Dominicana Contemporánea, creada en 1985, se complace en publicar esta opera prima del joven poeta Nicolás Bera (Santo Domingo, 1993), por considerarla provista de una poesía dueña de una sorprendente madurez, de una singular profundidad y de una exquisita belleza expresiva, capaz de transformar un dolor en gozo, un desaliento en ilusión, una herida en esperanza. Su tono, a veces letaníaco, a veces hímnico, de momento tierno y otras veces tan hosco que parece brotar del tedio, evoca las voces de los grandes maestros de la poesía de habla hispana como también la hondura conceptual de escritores y pensadores de estatura universal, y la hermosura de la obra de músicos inmortales. En su sintaxis palpitan Shakespeare, Vallejo, Neruda, Brecht, Proust, Nietzsche, Unamuno, pero también, Dmitri Shostakóvich, Antonín Dvorák y Edvard Grieg, entre otros.
Temblor en el vacío evidencia un temprano, pero vasto dominio del lenguaje, primer compromiso de un artífice de la palabra, como también un repertorio temático revelador de una exquisita sensibilidad, y más aun, de una particular forma de abordaje de la complejidad existencial del tiempo presente y los desafíos del mundo actual, para un individuo cada vez más desprovisto de recursos que le permitan, como de hecho aspira, reencontrarse con la belleza de la nturaleza y consigo mismo, o bien, abrirse sin reparos al otro en la aventura del amor. Versos inquisidores y de limpia factura, en líneas sueltas o en bloque, sustentan la rquitectura de este poemario.
Cuando leí este libro, cobró fuerzas en mí, nuevamente, la esperanza de contar, en el futuro próximo, con voces trascendentes en la poesía dominicana.
José Mármol
En el vacío de la posmodernidad y en el imperio de la tecnología, cuando algunos auguran la muerte de la poesía y otros la expulsan del poema, Nicolás Bera apuesta por el temblor, Temblor en el vacío: poesía de vivencias, de los sentidos, del estar en el mundo, a la vez que del pensamiento y la subjetividad.
En este, su primer poemario, Bera reinvida la esencia humana y verbal de la poesía, y frente a la desolación y la orfandad del hombre contemporáneo, el poder de la belleza y el misterio de la creación.
Soledad Álvarez