La brevedad en la poesía es un verdadero arte, se trata de tejer pensamientos y emociones, sintetizados en los versos. Y lograr que el lector despierte sentimientos en su lectura, es una hazaña.
La poesía aflora de lo más intrínseco del autor, muy pocos se atreven a desnudarse a través de las letras. Los poemas son una radiografía personal... Fluye, como agua cristalina, esta propuesta poética.
La autora, en este poemario, expresa sus miedos y esperanzas; plasma su tristeza, la soledad y la ausencia, ya sea de una persona o la física de su país. Logra tocar las fibras más finas del alma.
Pasa de la melancolía a la expectativa, a veces con fe; otras, con optimismo. Se escucha la voz del consejo. Cuenta una historia sin contarla. Resalta, por ejemplo, estereotipos del ser humano.
Desenmascara, las máscaras que usan algunos para transitar por la vida. Se despoja de los desamores para entrar en el romance donde existe el amor, las recompensas, el olor de esa pareja que te hace sentir especial. Hay partes que se resumen en abrazos y besos.
Otros sentimientos son explorados: la hipocresía tiene un lugar sin caer en el reclamo, son infinidad de temas que se tratan en este libro.
Leer es un viaje, como en paracaídas, viendo tantos tópicos, para sorprendernos al llegar al Poderío; un grito a la situación actual en la política. La denuncia desde el punto de vista del pueblo. Un atrevimiento que pocos tienen para expresar su punto de vista. La frustración que causa la corrupción, el populismo y las promesas falsas de los candidatos políticos que al llegar al poder se olvidan de trabajar para el bien común.
Pasando por los consejos con el buen uso del sarcasmo, cargados de sabiduría o de veracidad. Símiles o metáforas humedecen estas páginas. De lo cotidiano a lo complejo. De lágrimas a sonrisas.
En las quejas leemos el uso de la analogía, retórica desperdigada en su esplendor. Ahonda sobre la problemática, sus causas, situaciones y efectos en una relación amorosa. En Atropellos surge la voz de la denuncia, esta vez con temas de una sociedad sumergida en la discriminación e intolerancia. Escucharás la sofocación del que gritaba que no podía respirar, hasta morir. El murmullo de las protestas. Sale a flote la sensibilidad; de lágrima a llanto, de suspiro a sollozo. Es un jardín de rosas con espinas.
Llegamos a los temas más sublimes, como la reparación de los daños, una especie de cura, un vendaje o remiendos de amor. Como vasija desquebrajada y vuelta a armar.
La pandemia es un espacio dedicado a los estragos, muertes, sobrevivencias y efectos que nos dejó el virus, pero también nos fortalece de fe y esperanza de vida.
Y para finalizar con broche de oro: la autora deja de último para ser lo primero, la remembranza de su origen, sus raíces, su cultura y lo relativo a su país de origen: Guatemala.
Este poemario, S.O.S V.O.Z, es un llamado, un grito, una denuncia oportuna, un consejo en este bullicioso mundo que solamente lo escucharán aquellas almas entregadas a la lectura...
Luis Xalin
Poeta guatemalteco
Houston, Texas