Este verano de 2021 se cumplen 100 años del mayor desastre militar sufrido por España. Miles de soldados muertos regaron con su sangre las montañas del Rif, desde Annual a Monte Arruit, a Quebdani...Una mala estrategia militar, un ejército desordenado y mal pertrechado, unos mandos ambiciosos y corrompidos...la lista de causas y culpables es tan larga que atravesaba la columna vertebral del ejército de abajo arriba para llegar hasta el gobierno y al mismísimo Rey, instigador de una estúpida maniobra hacia ninguna parte.Y, a pesar de todo, pocos meses después, la misma dirección militar y el mismo rey fraguan otra vez una reconquista movilizando sangre nueva. 30.000 soldados son reclutados para reintentar la fracasada aventura de un monarca insatisfecho. Entre ellos, mi abuelo que años antes había sido declarado no apto temporal por estar al límite de los atributos fisicos del soldadito español ( 150 cms de altura y 75 de perímetro toráxico), ahora, con dos hijos en el mundo, una esposa y un trabajo es arrastrado a las entrañas de la Yebala, territorio hostil, primero del legendario El Raisuni y después del astuto Abd el Krim El Hattabi.Entretanto, mi abuelo materno, uno de los doce hermanos de una familia acomodada de Jerez de la Frontera, disfrutaba de los privilegios de los soldados de cuota. Hombre rico / hombre pobre, la eterna dicotomía acentuada en medio de una guerra en favor del que más tiene.100 años después sigue sin hacerse justicia por todos aquellos, soldados y civiles que fueron masacrados primero y olvidados después condenando al silencio uno de los informes más controvertidos de nuestra historia. El Expediente Picasso de más de 2.500 páginas, resultado de la investigación oficial del teniente general Picasso, instruída en virtud de la Real Orden del 4 de agosto de 1921, que intentó quemar el golpista Primo de Rivera y que no ha sido desempolvada hasta avanzado el tercer milenio. 15 cajas repletas de documentos salieron a la luz en julio del año 2009. 90 años de silencio que es necesario romper. No podemos estar toda la vida cerrando páginas de nuestra historia en falso porque vivamos avergonzados y atemorizados por los fantasmas de siempre.Este libro es la historia de mi abuelo -contada en primera persona- y de todos aquellos "soldados de usar y tirar" que han quedado al margen del relato, enterrados en un papel, en una tierra extraña, a orillas de un cementerio o en una cuneta mientras otros enmarañaban nuestros libros con sus epopeyas y sus mentiras. Es solo un humilde y merecido homenaje a unos grandes hombres.