"El pastor no debe huir a la primera señal de peligro".
Padre Stanley Francis Rother
El padre Stanley Rother fue fiel a su palabra. No huyó. Y fue martirizado a la edad de 46 años.
El padre Stanley llegó a Guatemala en 1968, e inmediatamente se identificó con el estilo de vida, simple y campesino, de sus feligreses. Aprendió sus idiomas, los preparó para los sacramentos y atendió a sus necesidades. El padre Stanley --o "padre Apla's", como lo llamaban sus amados indígenas tz'utujil-- había encontrado el llamado de su corazón.
Después de casi una década, la guerra civil de Guatemala alcanzó con su violencia al pacífico pueblo de Santiago Atitlán. Las desapariciones, los asesinatos y el peligro se convirtieron en hechos cotidianos, pero a pesar de esta convulsión, el padre Stanley siguió trabajando duro, construyendo una cooperativa de agricultores, una escuela, un hospital y la primera emisora de radio católica, usada para la catequesis.
A principios de 1981, su nombre apareció en una lista negra, por lo que retornó a Oklahoma y se le advirtió que no volviera a Guatemala. Pero él no podía abandonar a su pueblo, así que regresó e hizo el último sacrificio por su fe.
"Rueguen por nosotros para que podamos ser un signo del amor de Cristo para nuestra gente", dijo el padre Stanley; "que nuestra presencia entre ellos los fortifique para que puedan soportar estos sufrimientos en preparación para la venida del Reino".
Incluye 16 páginas de fotos.
SOBRE LA AUTORA
María Ruiz Scaperlanda es una galardonada autora, periodista y facilitadora de retiros. Sus obras se publican ampliamente tanto en la prensa católica como secular. Ha viajado en misiones internacionales por América Central y el Caribe, Medio Oriente y toda Europa. María bloguea en DaybyDaywithMaria.blogpost.com. Ella y su esposo residen en Norman, Oklahoma.