Al conocer a Jesucristo, es altamente probable que el Espíritu Santo haya llevado a Pablo, quien fue un estudioso de la Escritura, a retomar las profecías de Habacuc referente a que el hombre por su fe vivirá. En este capítulo, se explica la naturaleza pecaminosa del hombre y la fidelidad de Dios a pesar del rechazo y el desapego de la humanidad, en especial el de su pueblo escogido, Israel. Pablo nos da a conocer la misericordia de Dios que nos regala la justificación en Jesucristo y que nos lleva a la vida eterna; todo esto contrario a la idea de que la salvación es solamente por obras.1 En los primeros versículos del capítulo tres de la Carta a los Romanos, el apóstol utiliza una técnica literaria llamada diatriba, es decir, le está contestando a un supuesto contrincante y pareciera que anticipando la respuesta la está rechazando. Las réplicas del apóstol ratifican lo que él ya nos había enseñado en el capítulo 2 versículo 11: Porque en Dios no hay acepción de personas. Por tanto, todos los hombres tendrán que dar cuentas por vivir apartados de la luz que tienen, ya sea por revelación natural (Romanos 1:20) o por haber escuchado el evangelio de salvación. El Dr. James Stifler comentó Si la circuncisión en sí misma no provee justificación, y si la incircuncisión no la impide, ¿qué provecho había en ella? Una distinción que hizo Dios entre los hombres parecía después de todo no existir (J. Vernon McGee, 1995). ¿Si los judíos y los gentiles estaban en la misma posición ante Dios, cuál era pues la supuesta ventaja del judío y cuál era el beneficio de la circuncisión? __________________________________1 Para efectos de aclarar el tema de la justificación, se tomó el capítulo ¡El justo por la fe vivirá! Del libro Meditando en el amor de Cristo (Elizondo, 2019). Pablo afirma en este tercer capítulo de La carta a los Romanos, que los descendientes de Jacob -Israel- sí tenían una gran ventaja sobre toda la humanidad. Esto debido a que a ellos les fue confiada la palabra de Dios, es decir, los oráculos; sin embargo, esa ventaja también creaba una responsabilidad, ya que tenían la obligación de comunicar a todos los hombres los deseos de nuestro Creador. El hecho de que a una nación se le encomiende la misión de ser el canal por el cual se dé a conocer la Palabra divina, es una gran distinción. Distinción que se convierte en una responsabilidad de servicio, no en un privilegio especial. Sin embargo, no todos los judíos fueron dignos receptores de la Palabra divina, sino que algunos fueron indignos de presentar las ofrendas delante del Señor su Dios. Lo cual, en vez de aminorar la verdad y la fidelidad del Señor, la aumentó, hasta el extremo de que cuando ningún hombre es digno de confianza, Dios y su palabra siguen siendo fieles y confiables. El hecho de que el hombre sea injusto no hace a Dios injusto al castigarlo, al contrario, Él se hace más justo cuando castiga la injusticia, porque el que no castiga la injusticia permite que se continúe haciendo. ¿Dios es amor? ¡¡Sí!! Pero también es justicia. Dios tenía un futuro para su pueblo-Israel-y su falta de fidelidad no echó por tierra la promesa dada por Dios. Entonces ¿qué? Si algunos fueron infieles, ¿acaso su infidelidad anulará la fidelidad de Dios? (v.3). La promesa de Dios de enviar un redentor para Israel no fue derrotada por el obstinado rechazo y la desobediencia de los judíos. La fidelidad de Dios es verdadera y no puede ser cambiada por la conducta de la humanidad, por tanto, todas las promesas serán cumplidas para su gloria, a pesar de la incredulidad y desapego del hombre.