Alba era una adolescente malcriada.
18 años recién cumplidos.
Y todo lo que quería, cuando lo quería.
Siempre.
Sus padres se lo consentían todo.
Ventajas de ser multimillonarios.
Y ese día, su padre se dio cuenta.
El día de su 18 cumpleaños.
Arturo tuvo que ganarlo todo en la vida.
Y quiso algo mejor para su hija.
Así que se lo dio todo.
Todo, salvo disciplina y educación.
Sabía que no podía cambiar 18 años.
18 años de caprichos y consentimiento.
18 años sin autoridad. Pero tenía una opción.
Alejandro, su mejor amigo.
Alex era un hombre maduro, experimentado.
Y sobretodo, era un hombre dominante.
Alguien acostumbrado a tener el control.
A hacerse respetar.
Así que le puso a mentorear a su hija.
Y confió en que se hiciera cargo de todo.
Y se hizo cargo de todo.
De sus modales, su disciplina...
... pero también su virginidad.
Hasta que, de rodillas, le llamó Amo.
Y entonces tuvo que pensar...
... en qué le diría a su mejor amigo.