Excerpt from Real Universidad de la Habana: Oración Inaugural del Curso Académico de 1896 a 1897

Era y edad memorable será siempre el siglo diecinueve para las generaciones futuras; augustas sus invenciones, altísimos sus merecimientos en letras y ciencias. Pero en medio de tanta magnificencia pública y privada, las clases proletarias apare cen como un espectro, las costumbres decaen, el egoísmo es el canon de la moral, la religión es objeto de vilipendio y las constituciones de los Estados más poderosos se ven gravemente amenazadas por las nuevas fuerzas sociales que la civilización ha puesto en.juego. Todo se discute con doloroso análisis, todo se critica y todo se niega en defensa de un móvil humano que se ha erigido arbitrariamente en fuerza y luz a la vez de la conciencia y de la historia. ¿cómo no ha de ser hondo el espanto, inmensa la ansiedad, temerosa la incertidumbre, y ardientes los deseos y clamores por la posesión de una nueva fé que traiga al espíritu conturbado, la salvación, el reposo y la confiada dicha?

Quien desespera de que se realice el bien en esta vida, aplaza toda esperanza para otra más venturosa, y si no condena al mundo a la inmovilidad y a la rutina, contempla al menos con ojos indiferentes sus miserias y sus dolores: quien no ha perdido la fé en la razón y en la capacidad social del hombre, convierte en vigor el desaliento y continúa batallando con porfiado tesón por la verdad y por el progreso, quejuzga incesante, inevitable e irresistible. Sea ó no necesaria esta lucha entre los distintos y a veces opuestos elementos de la civilización que han ido apareciendo en el andar de los tiempos; sean aparentes y no reales las angustias de la razón y las tribulaciones de la conciencia; arribemos á la playa bendita de la. Perfección relativa del gran Filósofo cristiano, ó caminemos al azar, arrastrados por el pernicioso influjo de las corrientes materialistas, es forzoso reconocer que la lucha es el rasgo predo minante de nuestra civilización, que vivimos en una época que ha planteado esa muchedumbre de cuestiones en que riñen a muerte la fe con la razón, el orden con la libertad, el individuo con el Estado, el trabajo con el capital, y que de la feliz y acertada resolución de esos grandes y pavorosos problemas, religiosos, políticos, sociales y económicos, que sintetizan el movimiento de la ciencia social contempo ranea, depende el azaroso estado presente y eldestino futuro de la humanidad. Ahora bien: cuando todo se agita y se conmueve; cuando no hay límites sagrados para la razón cuando la duda arraiga en la mente y engendra en los senos de la conciencia el indiferentismo y la incredulidad que van destruyendo los ideales más puros; cuando el error y la utopía se levantan frente a frente a la verdad, y la combaten, y aspiran a vencerla y humillarla; cuando la ruina de la civilización actual es una amenaza constante ylos elementos revolucionarios de la ciencia, de la religión y de la politica se disponen a librar ¡decisiva batalla; las Universidades, órganos de propaganda elevadísima que viven dentro de la realidad, no pueden ni deben guar dar silencio, porque solo una preocupación egoista puede reducir y limitar la función social que desempeñan, a estudiar y contemplar los fenómenos de la vida bajo su aspecto más risueño y apacible: que enseñar es, como decía el ilustre escritor suizo Carlos Wagner a los estudiantes de Paris, en una reciente y famosa conferencia, defender la experiencia que da la vida, la inspiración que se recoge en la práctica, el discernimiento que la reflexión presta, la sublimidad y riqueza de ideas y senti mientos que con la cultura se adquieren, la paz que fortifica el alma contra los hura canes de los dias presentes.

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