About the Book
Hace cinco años publicamos Portadores de Luz de la Oscuridad, basado en gran parte en nuestras propias experiencias e investigaciones sobre varias sociedades secretas individuales, sus afiliaciones, sus prácticas ocultas, sus actividades pseudo-religiosas y políticas.
Hoy, en El Rastro de la Serpiente, publicamos una nueva entrega de estas investigaciones, elaboradas casi en su totalidad a partir de las contribuciones al Patriot de 1930 a 1935. Remontándonos a los tiempos patriarcales, intentamos rastrear, paso a paso, la adoración de la antigua Serpiente, el Principio Creador, el Dios de todos los iniciados, desde los primeros Cabiri, pasando por el Paganismo hasta el pseudo-Cristianismo de los Gnósticos y Cabalistas, estos últimos emanados en gran parte bajo la influencia de los Judíos helenizados de Alejandría.
Nos hemos esforzado en demostrar que el objetivo, en los grados superiores de estos variados misterios y cultos, es despertar esta serpiente, la fuerza sexual o "Dios dentro" del hombre, elevándola por procesos y métodos yóguicos, uniéndola con el Principio Creativo Universal sin desarrollar los sentidos latentes o, por así decirlo, deificando al adepto, sino sólo para que pueda ser esclavizado por alguna mente o grupo de mentes astutas, externas y más fuertes, que, al parecer, tratan de gobernar las naciones por medio de adeptos hipnóticamente controlados. Pues todos y cada uno de estos misterios modernos están dominados y gobernados por alguna jerarquía desconocida, al igual que en los Misterios Antiguos los sumos sacerdotes egipcios eran los amos del mundo antiguo a través de su conocimiento y poder para manipular estas fuerzas serpientes invisibles, las fuerzas magnéticas de toda la naturaleza, por medio de las cuales ataban y dominaban a los mistéricos e incluso a los epoptes y a través de ellos a las masas.
Estos misterios revolucionarios aparecen primero como pseudo religiones, hasta que por medio de algún tipo de elevación aparentemente religiosa se forma el vínculo necesario con la mente maestra. Entonces se vuelven abiertamente políticos y revolucionarios, subvirtiendo todos los aspectos de la vida de la nación, buscando mediante el internacionalismo y el universalismo unificar a todos los pueblos, social, económica y políticamente, en las artes y la religión, preparando alguna Nueva Era, algún Nuevo Cielo y Nueva Tierra.
Finalmente hemos buscado materializar a estos maestros invisibles y, dejando que los cabalistas hablen por sí mismos, llegamos al judío revolucionario y cabalista, el más cosmopolita de los pueblos, que busca la Venida de su Era Mesiánica. Para algunos de ellos el Mesías es su raza y su raza es su Dios, el Tetragrammaton, el Principio Creador, este Poder de la Serpiente, vinculante y unificador, que conduce a la esperanza de fusionar todas las razas, todas las creencias bajo la Ley de esta su Unidad de Raza, creando así el "Gran Judaísmo" del que habla el Mundo Judío, 9 y 16 de febrero de 1883.