Este texto es un texto fantástico y erótico. Representa un ejemplo de literatura fantástica. Fantasía o fantasía, es un texto fantástico.

Un pueblo del suroeste de Francia vive en paz, pero a veces aparecen hombres sin cabeza. Situado en el camino de peregrinación cristiana. Conduce a los peregrinos a Santiago de Compostela, se dice que allí se detuvieron los ascetas, cansados de caminar, levantaron una tienda de campaña, se construyó un pueblo. La fe cristiana guió sus pasos. Orar a Jesucristo te acerca a Dios. Sacerdotes y monjas alientan a los creyentes a arrodillarse ante el altar casi flagelándose mientras cantan alabanzas al Señor.

Un escritor fracasado compró una casa, la llaman el castillo, en realidad es una antigua rectoría. Durante la Revolución Francesa de 1789, los habitantes presa de un frenesí satánico la destruyeron. El presbiterio se convirtió así en la casa más grande del pueblo. Los lugareños lo llamaron castillo.

Va todas las mañanas a comprar una baguette a una panadería donde sirve Ludivine, tan guapa con su blusa rosa de corte años cincuenta. Está el joven panadero al que le gustaría divertirse con las nalgas de Ludivine. Hay que admitir que su linda gatita seduce a todos, a todos les gustaría contarle un chiste en el campo. A menudo camina por un camino que lleva a Compostela.

Es hija de la adivina, también lanza hechizos y protege del mal de ojo a quienes desean pagarle. Todo tiene un precio hoy. En el pueblo, todos reconocen que ella es un poco bruja. Los que no tienen lengua de víbora afirman que es una maga. Evitamos hacerla enojar. Todos evitan acercarse demasiado a Ludivine.

Mientras compran pan, los hombres toman café y charlan. Barnabas, el artesano que está en guerra con la URSSAF, el padre Gaston, un hombre de setenta años que camina con muletas, le gustaría follar con mujeres jóvenes, desgraciadamente, ya no corre lo suficientemente rápido. La sonrisa de Ludivine le recuerda la primavera de su vida.

El escritor descubre que unos hombres sin cabeza deambulan por el pueblo, todos los ven y no dicen nada. Se entera de que velan por el respeto a la moral cristiana por parte de los habitantes del lugar. Satanás no pervertirá esta tierra bendita. Mientras suenan las campanas, todos rezan.
El autor se sorprende de que nadie haya vivido en su casa desde hace más de diez años. El dueño anterior se ahorcó. El tendero local le revela que hablaba a menudo con un sacerdote. ¿Qué hay de malo en eso, excepto que este clérigo vivió en la Edad Media? El esta sorprendido. No le sorprende que la gente diga que estaba loco. Sólo la madre de Ludivine le pinta un retrato halagador, aunque el hecho de que el sacerdote tenga más de mil años no le molesta. Ella recuerda las fructíferas conversaciones que tuvieron. El escritor se convierte en historiador para contrarrestar la historia de su casa y del pueblo. ¿Se está acercando al todopoderoso?
Un día, los habitantes sufren una fobia: comer guisantes, este amor convierte a las mujeres en homosexuales, al menos, decimos, es una conspiración.

En decadencia, la situación ya ha durado bastante.

En el pueblo estamos acostumbrados a los hechos y fechorías de los hombres sin cabeza, allí los cogen por sorpresa. Desaparecen uno por uno. Esta deserción marca quizás el principio del fin de los tiempos. Sin duda ha llegado el juicio final.
¿Quién lanzó esta maldición? ¿Qué quieren? Sólo puede ser una maldición, el hombre honesto come guisantes sin ver a una mujer erguida como diosa del amor gay.