Esta es una historia alucinante. Un viaje ontológico en el que te enrolas desde la primera frase y ya no tienes voluntad para abandonar el barco. No todo Pueblo Chiquito es un infierno grande. A veces es el paraíso perdido. Ese retorno a la inocencia que tantas veces necesitamos. Luisa Dalia González Suárez nos regala un relato maravilloso y mágico. Nada deja al libre albedrío, solo la voluntad de los personajes, porque hay pinceladas humorísticas, costumbristas, policiacas y hasta un tanto de terror psicológico.La autora con un dominio sorprendente de las técnicas narrativas, juega con el narrador y nos vuelve cómplices de una historia, que nos lleva acuestionamientos existenciales. Lo sabe y mueve las fichas de su ajedrez o las pequeñas fichas de Lego, con las que Rogelio, uno de sus personajes construye un minúsculo mundo y el narrador toma como pretexto para contarnos su historia. A veces, se nos vuelve omnisciente, otras equisciente, para terminar siendo deficiente.Sin embargo, esta aparente arbitrariedad con el uso del narrador no se vuelve en detrimento de la historia, al contrario le da vuelos inusitados. El tránsito entre una y otra persona narrativa muchas veces ocurre de manera imperceptible.Los personajes están perfectamente caracterizados. Son arquetipos de cualquier comunidad pueblerina. Personajes en decadencia que buscan la expiación propia en el declive colectivo.Con Pueblo Chiquito, la autora se introduce en los vericuetos más explícitos de la mente humana y desde allí visualiza el mundo exterior, que no excede el perímetro de las relaciones interpersonales. Los personajes se construyen a través de sus interioridades, el curso de sus pensamientos y las reacciones ante determinados sucesos o el enfrentamiento entre ellos.En esta historia no encontramos ninguna referencia espacio_temporal, que nos permita ubicarla en un lugar o tiempo específicos. El manejo del tiempo es uno de los logros en esta historia, sobre todo por su conexión con la exploración del subconsciente.González Suárez con su historia hace guiños a grandes clásicos latinoamericanos como Rulfo y su Pedro Páramo, García Márquez con Crónica de una muerte anunciada, Roa Bastos con Yo, el Supremo y nuestro Carpentier con su Viaje a la semilla.Pero inquieta como es, en su escritura subrepticiamente maneja y recrea mitos de la cultura universal como el de Sísifo, el de Orfeo y Eurídice.Pueblo Chiquito es una historia completa. Una historia que te atrapa, te pega, te derriba y te hace mejor. Y eso la hace universal. Es un excelente viaje a las profundidades del ser humano, una indagación y redescubrimiento constante del yo profundo que se acerca, peligrosamente a los territorios de lo indominable e inconmensurable.La voz de Luisa Dalia González Suárez irrumpe con fuerza en la narrativa actual. De seguro, se dejará escuchar una y otra vez, y será un gusto dejarla entrar en nuestras lecturas.Móntate en el barco, te auguro un viaje alucinante y único. Ontológico y liberador.