"Si se congregan en torno a mí, niños, una historia contaré sobre Pretty Boy Floyd, un forajido, Oklahoma lo conoció bien". - Woody Guthrie, "La balada de Pretty Boy Floyd" (1939)
El 1ero de noviembre de 1932 fue un lindo día otoñal en la adormilada y algodonera ciudad de Sallisaw, Oklahoma, el corazón el condado de Sequoyah. Los rayos cegadores del sol de mediodía estaban brillando con toda intensidad, pero el calor de otra manera abrasador era compensado por una brisa fresca. Estas eran condiciones ideales para un martes, un día de la semana aparentemente común y corriente, pero lo que estaba teniendo lugar en el Banco Estatal de Sallisaw era todo menos ordinario.
A primera vista, parecería que un carnaval ambulante o una celebridad local hubiera llegado a la ciudad. Las aceras frente al banco y sus establecimientos circundantes estaban llenos de lugareños, generaciones de familias, jóvenes enamorados y grupos de amigos. Ciertamente se habían reunido para presenciar un espectáculo, aunque de un tipo completamente diferente.
Las puertas del Banco Estatal de Sallisaw se abrieron con un sonoro golpe, dando inicio al espectáculo. Salieron tambaleándose un par de ladrones, cada uno cargando abultados sacos de billetes y monedas, y empuñando brillantes pistolas Colt .45. Los cajeros, atados de manos y pies dentro del banco se retorcían desesperadamente por el suelo para expresar su angustia, estirando el cuello y dirigiendo sus gritos apagados hacia la puerta abierta. Uno incluso había logrado liberarse de su mordaza y estaba pidiendo ayuda a la multitud al otro lado de la calle. Desafortunadamente, sus gritos fueron superados, no por los propios gritos de alarma de los espectadores, sino por un estruendoso aplauso, complementado por vítores, silbidos y una constelación de pañuelos agitándose. Algunos de quienes despejaron el camino para el auto de escape de los ladrones eran supuestamente clientes presentes en el establecimiento durante el mismo atraco.
El gallardo líder, aclamado por muchos como el "Robin Hood de Cookson Hills", no era otro que Pretty Boy Floyd, un personaje desconcertante, tan aborrecido como era venerado. Para los federales, Pretty Boy Floyd era un canalla manipulador y venenoso que había sido notoriamente ensalzado como un antihéroe con un corazón de oro. Como un ladrón de bancos de carrera, presuntamente asociado con hasta 40 robos a bancos, su rostro pronto quedaría estampado en el cartel de los Más Buscados del FBI de 1934 junto a John Dillinger, Baby Face Nelson y Alvin Karper. También estuvo implicado en múltiples asesinatos, y sin embargo, los admiradores de Pretty Boy Floyd han estado dispuestos a pasar por alto estos crímenes. Algunos incluso han proporcionado justificaciones para su comportamiento y sostienen que fue injustamente vilipendiado por luchar contra un sistema injusto. Para ellos, había sido tomado como un chivo expiatorio, y él mismo usó ese ángulo, señalando en una oportunidad: "Supongo que me han acusado de todo lo que sucedió, a excepción del secuestro del niño Lindbergh, la primavera pasada".
Como todo esto sugiere, es virtualmente imposible construir un perfil completamente objetivo de este bandido, más de 80 años después de su vida delictiva. Aparte de las inexactitudes y la información conflictiva que resulta de la mala calidad de los registros, la verdad absoluta sobre los crímenes de Pretty Boy Floyd murió con él y con aquellos supuestamente involucrados, décadas atrás. Dicho esto, explorar la infancia del forajido, sus años de formación y vida personal, así como los detalles de sus delitos más graves, permite a las personas sacar sus propias conclusiones. Pretty Boy Floyd: la notoria vida y muerte del forajido de la Era de la Depresión describe cómo se convirtió en uno de los forajidos más famosos de los Estados Unidos, y los atrevidos crímenes que lo hicieron tan temido.