Segunda entrega de la saga "Sin prejuicios".
Álvaro, desde niño, tiene un don especial. Siempre supo su destino: sería sacerdote y guiaría a las almas dolientes. Sin embargo, la partida de Miguel, su mejor amigo y confidente, lo cambió todo. Los cuestionamientos y el dolor se hicieron presentes y su año sabático se tornó indispensable.
Una visita a Nueva Orleans.
Una confusión inesperada que lo cambiará todo.
Un apartamento compartido y la mujer más interesante del universo que lo impulsa a cuestionarlo todo.
Luisiana carga una maldición milenaria y, sin embargo, jamás perdió la calma.
Ella vive sus designios con entereza y soledad.
Ella sabía que él vendría porque sus premoniciones nunca fallan.
Ella lo desafía con palabras simples y él ni siquiera lo ve venir.
Debí escuchar las señales mientras subía las escaleras.
Debí considerar mis intuiciones.
Debí salir corriendo cuando me encontré, cara a cara, con la mujer que acosa mis sueños.
No debí ir en busca de la reina blanca o desoír la única regla: No tocar.
Debía aferrarme al rosario de nácar negro y orar más...
¿Cómo burlar al destino cuando todo está escrito en las estrellas?
Nosotros lo presagiamos... nosotros rompimos las reglas.