Tan solo pensamiento... Impulso, de sentimiento cargado. Reemplazadas emociones, que emergen de algún lugar profundo; oscuras, algunas claras, siempre atestadas de emociones que brotan en forma de palabras sucesivas, creando frases, que expresan el momento, enunciando el sentimiento.
Pensamientos, sin estructura aparente, sin sentido estricto, sin linealidad forzada, que simples afloran, en un proceso donde el final pareciera revelarse cuando la mente descansar decide. Sentido indefinido, incierta dirección, simple sucesión de emociones intensas, sentir que fluye en múltiples direcciones, significantes disociados; palabras, frases y párrafos encadenados sucesivamente, marcando su propio principio, su propio final.
Escribir, como impulso, que brotó súbitamente y luego, simplemente, seguí escribiendo. Una frase, una idea que de la mente surgía como impronta, y con el primer papel que se cruzaba en el camino, anotaba emociones, convertidas en pensamientos, que se sucedían como avalancha incontrolada.
Con el tiempo, esas hojas apiladas, acumulados manuscritos, dispersos por todas partes fueron sumándose. Percatándome, al ordenar y fechar lo escrito, que el ejercicio es discontinuo; que es posible dejar pasar un año sin sentir este impulso; mientras que la sensación, en otros periodos es prolíficamente abundante.
Matizando textos, inserto algunas imágenes recopiladas en el tiempo, jugando con sus formas. Fotografías, dibujos y retratos, muchos irregulares como el mismo pensamiento. Todo es parte de los pasatiempos practicados durante esos viajes en los que mi cámara de fotos y un cuaderno se convirtieron en fieles compañeros de ruta.
¿Porqué escribir? Una buena pregunta. Leí en algún lugar que 70% de las personas, han escrito alguna vez algo que podría llamarse poema. Yo prefiero llamarlos pensamientos. También, parece ser que poca gente lee poesía. Creo pertenecer a ese grupo.
Hay quienes dicen que escribir poesía, en mi caso pensamientos, es un acto de poca cordura. Lo cierto es que grandes obras han sido creadas por seres inestables. Siento simplemente, un gran reconocimiento por estos ilustres autores.
Escribir como acto individual, es un sentir que comparto, para tal vez, obligarme tan sólo a recopilar, transcribir, seleccionar y ordenar algunos de tantos textos que deambulan por diferentes lugares. Y, tal vez, de la misma forma que al escribir estos pensamientos, publicarlos me permita sentir el renovado alivio de un segundo desenlace, de un segundo final que se revela, ofreciendo a la mente una nueva pausa.
Es un placer compartir con el lector estos escritos que versan sobre temas diversos, para ser leídos, interpretados y sentidos con una emoción y sensación individual.
Momento detenido,
inmensidad silenciosa,
que habla,
mirando lo que somos,
dejando lo que fuimos,
en ese ser,
ese otro,
que ya no somos,
eso diferente,
que seremos,
lo que no sería,
que ya no estará,
que nos rodea,
más allá del ahora.
Desconectar,
para conectar,
el espacio lento,
calmo y pausado,
del ambiente observado,
que percibe el sentido,
del instante lúcido,
sensación profunda,
del cambio paulatino,
percibiendo el indicio,
percatándolo,
vislumbrando,
merodeando la nada,
experiencia contemplada,
que hace el sentido,
penetrando en lo profundo, del espacio ignorado.
Distinguir,
la inexistencia nebulosa,
lo incierto y confuso,
lo simple y ambiguo,
lo impreciso,
evidencia del mañana,
que balbucea,
que se esconde,
con vagas sensaciones,
que serán recuerdo,
transformándose,
proclamándose,
sutileza que otros percibe