La llamada gripe española fue una pandemia de influenza, causada por un derivado inusualmente virulento del virus de la influenza (subtipo A / H1N1) y se propagó en tres oleadas entre 1918, hacia el final de la Primera Guerra Mundial, y 1920 y con una población global de alrededor de 1, 8 mil millones se cobraron entre 27 y 50 millones de vidas; Las conjeturas varían hasta 100 millones. Como resultado, más personas murieron de gripe española que en la Primera Guerra Mundial (17 millones). Se dice que un total de alrededor de 500 millones de personas han sido infectadas, lo que resulta en una tasa de mortalidad del 5 al 10 por ciento, que es significativamente mayor que en el caso de enfermedades causadas por otros agentes de la gripe. Las encuestas post mortem mostraron que el tracto respiratorio a menudo se veía afectado, incluido el mediastino ocasionalmente. Los focos de inflamación se encontraron principalmente en los lóbulos inferiores dentro de los pulmones, con gran parte de la cavidad pleural ensanchada. El bazo a menudo se agrandaba, con menos frecuencia el hígado y los riñones a veces presentaban daños, las meninges a menudo se irritaban: el diagnóstico no siempre era fácil porque los síntomas observados variaban, por lo que algunos pacientes sufrían principalmente dolor en las extremidades. Debido a los escalofríos severos de muchos pacientes, los médicos españoles inicialmente tipificaron la malaria o la tifoidea abdominal. Los sobrevivientes a menudo estuvieron marcados por fatiga severa y agotamiento crónico durante semanas, y no era raro que ocurriera depresión como resultado. Los que sobrevivieron a la neumonía a menudo se enfrentaron a una convalecencia prolongada y ardua. Como resultado de la infección por influenza, muchas personas sufrieron disfunciones neurológicas por el resto de sus vidas, según lo descrito por los patólogos en repetidas ocasiones describió la encefalitis hemorrágica acuta, en ese momento llamada encefalitis por puntadas de pulgas, y sus consecuencias. Una peculiaridad de la gripe española fue que fueron principalmente de 20 a 40 años quienes sucumbieron a ella, mientras que los virus de la influenza ponen en peligro a los niños pequeños y a los ancianos. Las variantes del subtipo A / H1N1 causaron el brote de gripe rusa en 1977/1978 y la pandemia de "gripe porcina" en 2009. La gripe asiática (1957) y la gripe de Hong Kong (1968) se basaron en otros subtipos, pero la mayoría de los genes internos provienen del virus de la gripe española, por lo que en 2006 se la denominó la "madre de todas las pandemias". También se observó un aumento notable en los casos de encefalitis letárgica. Esta es una forma de inflamación del cerebro que causa letargo, ataques de sueño incontrolados y un trastorno temporal similar a la enfermedad de Parkinson y, en algunos casos, Parkinsonismo postcefalítico permanente. Sin embargo, no se ha establecido un vínculo directo entre la encefalitis letárgica y la gripe española; en McCall et al. en 2001 y Lo et al. Las muestras de tejido examinadas en 2003 no encontraron evidencia del virus de la influenza.