Francisco Carrera y Jústiz identificó en La Constitución de Cuba y el problema municipal los problemas de la sociedad civil cubana desde la época colonial hasta principios del siglo XX.
Este ensayo empieza haciendo una valoración de la herencia europea -fundamentalmente española y francesa- que se recibió en la isla. Luego, avanza hasta llegar a las relaciones que se tejían entre los marcos legislativos hispanos y las diferentes constituciones latinoamericanas.
Carrera hace especial hincapié en el papel de la Constitución cubana de 1901 para abordar la organización de las instituciones locales, con éxito seguro. Considera pernicioso, dos precedentes que la inutilizarían y que son,
uno, la aún vigente Ley Municipal española
y otro, el mal influjo que dejó, en el orden municipal, el período de la intervención americana.
Francisco Carrera cita a varios de los más eminentes políticos españoles. Y a partir de ellos, comenta las causas fundamentales que hacen de la Ley Municipal española una obra legislativa inaceptable:
En primer lugar, porque contiene un concepto científico equivocado respecto del municipio, ya que lo considera un mero órgano del poder central.
En segundo lugar, porque la ley española, se inspira en el sistema centralizador de Napoleón,
que quiso ver a los municipios, solo como medios mecánicos de gobierno, sin iniciativa propia, subordinados, de forma casi militar, al poder ejecutivo supremo.
Utilizando la misma metodología, Carrera recoge las opiniones sobre las instituciones municipales americanas que hacen sus propios periodistas más reputados. Así, explica el notorio fracaso del sistema municipal cubano y desacredita la herencia de la intervención americana en la Isla, en lo relativo a la organización municipal de Cuba.