En lo profundo de mi memoria yace la imagen de una mujer valiente, una mujer cuya historia merece ser contada. Su nombre era Felicia Encarnación Miranda Pérez, pero para todos siempre será Nené, la fuerza silenciosa que sostuvo nuestra familia en tiempos de adversidad.
Este libro es un homenaje a ella, a su vida extraordinaria marcada por el amor, la lucha y la resiliencia. A través de estas páginas, deseo compartir su historia con el mundo, para que su memoria perdure y su legado inspire a otros.
Nené provenía de una gran familia, gente humilde y bondadosa que luchaba por sobrevivir en un mundo lleno de desafíos. Su infancia en Jíquima de Peláez estuvo marcada por la cercanía de sus seres queridos y las duras lecciones de la vida en el campo.
Sin embargo, su inocencia fue truncada por una tragedia que dejaría una huella imborrable en su corazón. Su padre, un hombre trabajador y amado por todos, perdió la vida en un trágico accidente. Recuerdo las historias que me contaba, cómo aquel día alguien de visita en la casa manipulaba una pistola aparentemente vacía, sin saber que una bala estaba trabada en su interior. El gatillo se accionó accidentalmente, y la bala alcanzó a mi abuelo. La sangre fluía mientras todos buscaban desesperadamente el origen del disparo, pero ya era demasiado tarde. Este evento traumático marcó el comienzo de una infancia difícil para Nené, una niña que debió aprender a ser fuerte desde muy temprano.
A pesar de las dificultades económicas y emocionales que enfrentaba su familia, Nené encontró consuelo en los lazos que la unían a sus seres queridos. La solidaridad y el amor que compartían entre ellos fueron un bálsamo para el dolor y la tristeza que inundaban sus vidas.
Su infancia fue una mezcla de alegría y lucha, de momentos de felicidad efímera entre las duras realidades del campo. Recuerdo cómo solía contarme sobre los días que pasaba ayudando en las fincas familiares, cultivando la tierra bajo el cálido sol del Caribe y compartiendo risas y juegos con sus hermanos y primos.
A pesar de las adversidades, Nené nunca perdió su espíritu optimista ni su fe en un futuro mejor. Su determinación para superar las dificultades y brindar una vida digna a su familia la llevó a enfrentar cada día con valentía y esperanza.
Ella era la luz en medio de la oscuridad, la fuerza silenciosa que sostenía a su familia con amor incondicional. A través de su ejemplo, aprendimos el verdadero significado de la resiliencia y la bondad, lecciones que nos acompañarían a lo largo de nuestras vidas.