El Mundo está soportando cambios profundos, como quizás nunca antes había experimentado. Las áreas que más transformación han tenido son la tecnología en cabeza de la industria electrónica; las comunicaciones en donde la aparición de los IPad, los Iphone, unidos a los ordenadores, se tomaron por asalto las relaciones familiares, laborales y sociales. Para un habitante de la Tierra, resulta inaudito no contar con alguno de éstos elementos. Se volvieron indispensables para la vida. Pero la moneda tiene dos caras. El disfrute innegable de los electrodomésticos ha pegado muy fuerte en personas como los milenios que les tocó vivir bajo el yugo de la modernización. No tuvieron esa niñez de antaño, donde las familias se reunían alrededor de una mesa para cenar, algunas hacían una evocación religiosa como acto introductorio. Ahora, el ritual de la cena cambió con la presencia de los electrodomésticos. Los hogares se siguen reuniendo, pero acompañados cada uno de los comensales por su respectivo aparato electrónico.Así y todo, la transformación sociopolítica que viven los habitantes del Globo ha sido drástica. Por una de tantas razones los jóvenes de hoy ven el Mundo de una manera particular. Piensan más en ideales alejados de sistemas políticos que en una u otra forma violentan la personalidad. Aunque existen tendencias inclinadas hacia los movimientos de izquierda radical, a pesar de los numerosos ejemplos del fracaso de esta doctrina, una buena parte busca otros caminos que permitan una convivencia armónica entre los habitantes. Sin embargo, lo cierto es que las exigencias de la mayoría de éstos jóvenes, consideran básico la gratuidad de los medios necesarios para vivir, entre ellos, los servicios de salud y educación. Éstas pretensiones de vida al no tener respuestas concretas y rápidas por parte de los gobiernos, han dado paso a la violencia y al vandalismo. Por lo tanto, este escrito, señala la importancia de gobiernos que se enfoquen principalmente en el bienestar de la gente, alejados de la corrupción y dedicados al progreso y al servicio de los ciudadanos. Pero, también, se precisa de gobernantes que, sin perseguir a los ciudadanos, den muestra de carácter y buen juicio. En otras palabras, que hagan cumplir la constitución y las leyes. Es urgente, acabar con las múltiples asimetrías que invaden el mundo traducidas en injusticias y arbitrariedades. Este es uno de los mensajes centrales de esta novela corta, en donde emerge como personaje central, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, odiado por los radicalismos de izquierda, pero venerado por grupos que parten de los principios del orden y el respeto como banderas de convivencia.