Víctor era apuesto, divertido, responsable...
Un hombre maduro, respetado y adinerado.
Dueño de su propia empresa.
También era gay... pero en secreto.
Nadie lo sabía. Y nunca lo llegó a probar...
Guapo, pero, a su edad, virgen.
Leo, en cambio, era su nuevo secretario.
Musculado, divertido, piel tostada...
... sonrisa de diablo, y mucho descaro.
Mucha experiencia. Y poca vergüenza.
Era gay, y no temía decirlo.
Tampoco a su jefe...
Acabó en la cama. Obviamente.
Pero, ¿y si se enteraba todo el mundo?
¿Lo perderían todo? ¿O lo ganarían todo?