Una saga para adolescentes, como sus protagonistas, aunque les separe toda una época. Para adultos que recuerdan con cariño sus primeras aventuras, sus primeras amistades verdaderas y sus primeros amores. Y, en especial, para ese público al que, como a mí, le tocó crecer en un barrio obrero en la España de los 80.

Por fin se acabaron las clases. Ha empezado el verano de 1989 y Bruce cree que estas serán otras divertidas vacaciones en el barrio donde nunca se aburre junto a sus mejores amigos Manu, Maury y Montoya. Siempre hay lugares que investigar, rumores que desmentir, aventuras que correr. Pero la desaparición de una muchacha en un barrio cercano y el encuentro fortuito con unos extraños individuos que podrían tener relación dispara las especulaciones. Todo parece encajar. Esto les incitará a explorar unas minas laberínticas que fueron abandonadas décadas atrás a pocos kilómetros del barrio donde, al parecer, se resguarda un enorme lago subterráneo.
Y luego está la chica nueva, porque siempre hay una chica. Adela, con unas circunstancias familiares complicadas, se verá arrastrada a esta inquietante aventura huyendo de ellas. En pocas horas saboreará por primera vez la libertad, la amistad y el romanticismo. Pero también descubrirá que todo lo bueno tiene su lado malo. Siempre hay un precio a pagar.
Sin darse cuenta, todos se encontrarán envueltos en un macabro juego que comenzó hace tiempo y que está a punto de culminarse. Game over.
Nunca sospecharon que aquellos enraizados túneles escondieran tantos peligros, tantos misterios.
Las Minas Del Destino serían recordadas de nuevo y no se olvidarían jamás.

Esto es un breve esbozo de esta novela. La punta del iceberg. Sumérgete y observa lo que hay debajo:

"Maury observaba cómo sus luceros se iban alejando mientras simulaba rebuscar en su mochila, tal como había hecho yo justo antes de cruzar bajo aquellos viejos tablones, y estuve seguro de que nos dedicaría unas palabras lejos de oídos indiscretos. Quizá una reprimenda por haber permitido que aquella partición, vetada en un principio, llegara a suceder. Por fin sacaba el otro aparato, y mientras alargaba la mano para cedérselo a Manu, susurró unas palabras que le habíamos oído mencionar tantas veces que empezaban a perder su significado.
-Todo esto me da muy mala espina -dijo. Se dio la vuelta dejando en el ambiente una sensación de turbia incertidumbre, y se fue alejando hasta que se convirtió en una luz que se iba disipando hasta extinguirse en la oscuridad."

Todo es imprevisible porque todo es posible
Todo es probable aunque parezca imposible
Porque nada es lo que parece

• Novela con ilustraciones de Mario Vega