Memorias con olor a romero es la historia de una niña nacida en las rojas tierras santandereanas de Colombia. Como toda historia, tiene un principio, un origen, una gestación. Comienza a principios del Siglo pasado, durante la batalla que puso fin a la Guerra de los Mil Días y de la que fue sobreviviente Alejandro, uno de los personajes que nutrieron las memorias de Olga Lucía. Después viene la historia de Inés, la madre que encarna el desamor, una madre que no podía dar más de lo que había recibido ella misma. El desamor de madre es milagrosamente equilibrado por el amor incondicional que le brinda Tutú, su niñera y maestra en el arte de contar historias, que Olga Lucía atesorará por siempre.
Memorias con olor a romero abre con una pregunta, ¿por qué estoy aquí? Y a través de las historias que le cuentan esos personajes, Olga Lucía va develando las claves y entendiendo poco a poco que las pérdidas son necesarias, que el olor a romero siempre estará con ella aunque Tutú ya no esté y que ese amor incondicional que conoció a través de ella le enseñará a prodigar amor a sus perros y a su sobrina-hija, mientras busca afanosamente el verdadero amor que la acompañe en la última etapa de su vida.
A través de las historias contadas en Memorias con olor a romero recorreremos el Camino de Santiago de la mano de Olga Lucía y veremos cómo el Camino le va ofreciendo claves para entender las pérdidas, superar los duelos y aprender el verdadero significado del desapego que la llevarán, poco a poco, a crecer como persona, a comprender que para poder abrirse al amor tiene que amarse a sí misma, conectar con su esencia y buscar en su memoria el olor a romero que Tutú le enseñó a querer. Poco a poco irá descifrando las claves para entender por qué la vida le pone pruebas duras como el secuestro de un hermano, el asesinato de otro o la muerte absurda de una niña de diez años que era la luz de sus ojos.
Memorias con olor a romero nos muestra también cómo se rompe en mil pedazos una vida matrimonial de cimientos débiles, cómo es de difícil encontrar una persona que le brinde el amor que no pudo encontrar en el matrimonio y qué tan fácil es abrirse a la inefable experiencia de amar cuando se logran romper esquemas y se aprende a escuchar una voz interior que le dice: confía, siempre estaré contigo.
Memorias con olor a romero nos deja un mensaje de esperanza, porque pese a una dura infancia, Olga Lucía encuentra la forma de crecer espiritualmente a través de prácticas de sanación como el Reiki y la Sanación Reconectiva. En los estados meditativos profundos de esas prácticas, Olga Lucía conecta con sus raíces y empieza a sanar su niña interior, en un largo proceso lleno de pruebas y vicisitudes, una búsqueda que ella emprende, como todos nosotros, sin un manual de instrucciones que la guíe, solo para darse cuenta de que no hace falta tener manual, porque la vida se encarga de dejar señales, que como las flechas del Camino, son fáciles de seguir.
Memorias con olor a romero es el libro de una infancia difícil, pero es también la historia de una madurez plena, llena de satisfacciones y logros, tanto profesionales como personales.
El amor llega en el momento más inesperado, nos dice Olga Lucía en Memorias con olor a romero. Pero solo después de encontrar las claves. Solo después de aceptar que todo tiene un propósito y que estamos en este mundo para descubrirlo.
El libro nos ofrece sorpresas, también. A través de códigos QR en cada capítulo tendremos acceso a canciones y vídeos que nos contarán veladamente cómo a Inés le gustaba la zarzuela, Cata vibraba con la música de Perales, Bernardo prefería Los Ángeles Negros, mientras Olga Lucía siente una especial predilección por la música andina de su tierra. Esas canciones dejan mensajes que el lector tendrá que aprender a interpretar.