Excerpt from Memorial Hist�rico Espa�ol, Vol. 31: Colecci�n de Documentos, Op�sculos y Antig�edades Que Publica la Real Academia de la Historia

No obstante el mal estado en que se hallaba el rei no, la paz llevaba consigo grandes inconvenientes, y m�s especialmente la que se intentaba firmar en Ba silea, por lo cual hubiera convenido no firmarla. Gran des aparec�an en Madrid las dificultades para conti nuar la guerra; pero el desaliento general se hubiera convertido en valor y denuedo si, saliendo el Gohier no de su abatimiento, hubiera excitado el patriotismo de los espa�oles. Las tropas no estaban tan desalenta das como se supon�a: hab�ase concluido ya la paz, y en los d�as anteriores a la llegada de esta inesperada noticia se consigui� por el ej�rcito de talu�a una ventaja se�alada. El Teniente General D. Regorio de la Cuesta se adelant� hacia la Cerda�a, arroj� de ella a las tropas enemigas que la guarnec�an y les hizo prisioneros, entre ellos dos Generales. Si el Go bierno de Madrid no hubiera, pues, ca�do de �nimo, se habr�a podido tambi�n obtener que las tropas de Navarra peleasen con el mismo ardor y buen resul tado que las de Catalu�a y que se recobrase el pa�s ocupado por Moncey, aguardando mejor ventura para firmar un Tratado de paz. La verdad es que el Trata do de Basilea fu� muy del agrado de los franceses, porque quedando libres por �l en la l�nea de los Piri neos soldados republicanos, les fu� dado aca bar conla guerra civil del Vend�e y entrar a la pri mavara siguiente vencedores en Italia. Los republica nos aseguraron el triunfo de su causa por la paz fir mada con los espa�oles.

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