Un honesto acompañamiento al recorrido íntimo por la sencilla vida de un humilde caminante, a veces extraviado de su propia Ruta de la Luz. Como otros, futuro lector, este viaje también es libre y desde luego optativo; lo único que jamás podrá eludir es sus efectos irreversibles, aunque afloraran retardados, puesto que no tiene ninguna posibilidad de retorno a las posiciones anteriores. Antes o después, cada uno tendrá que afrontarlo.
El atrevido pensamiento liberado, la incontenida imaginación desbocada, los delirantes sueños inalcanzables, el disfrute de los exquisitos placeres menos aceptados y hasta las reflexiones más distanciadas de aburridas referencias ortodoxas, aderezados de humor y fuertes sofocos, tejerán insospechados senderos de osadas derrotas, que permitirán a la nave lectora extraviarse, una vez y otra, para escoger así, entre naufragios y abordajes nunca definitivos, las flores mágicas de un silencio hasta ahora casi inédito. Virtual.
Al final, si no antes, arribará con mucho gozo al certero cobijo de sentir que es un mismo corazón quien ha escrito, le ha acompañado y, además, está palpitando con la lectura. El milagro, sin duda a no olvidarlo, no se sabrá qué lo ha producido y lo más probable es que tampoco quede a quién eso le importe.
El preciado don de la creatividad en un escritor sólo será auténtico, si es que demanda en mayor medida que la propia, la prodigiosa aportación aún más creativa de sus lectores.
En caso contrario, caminemos juntos hacia la hoguera, que prometo arrojarme a ella, yo el primero.