René Agustín Burgos Burgos no es un escritor como cualquier otro, su poética, sin duda, no pretende pertenecer a los estándares tradicionales conocidos. René es hacedor de una lírica particular, sus versos melodiosos han conseguido situarse entre la rima y la prosa del ejercicio literario, como una huella digital, a la que, el escritor y poeta Guillermo Nieto Molina, denomina "el Burgo-lirismo".Como parte de su sello personal René Burgos se desliza entre lo místico y lo realista, entre lo abstracto y lo concreto, haciendo que el significado prime sobre la palabra, otorgándole suprema importancia a la interpretación más que a la literalidad, invitándonos, así, a la reflexión y al descubrimiento particular desde la visión propia del lector. Llamarle Lírica Cuántica a esta nueva producción literaria no es casualidad, el título nos permite anticiparnos, desde antes de recorrer el libro, a la visión poética del autor, y nos lleva a descubrir desde las primeras líneas, su perspectiva del mundo. Este tipo de poesía surge en cada página, como respuesta a su experiencia personal y a su necesidad de encontrar un sentido elevado del cosmos, y de todo lo que nos rodea, desde un pensamiento cuántico que nos interconecta con todo y con todos.La estructura lírica de este libro se abraza fraternalmente a la poesía cuántica, desde una óptica reflexiva que armoniza lo histórico, lo científico y lo humano Su verdad literaria surge de la visión interiorista que usa para comprender su realidad. En, por lo menos, cinco de los seis capítulos; el autor, en un desnudo absoluto del contenido de su alma, deja al descubierto sus creencias y valores; se confronta, cuestiona y confiesa. Su manera particular de contemplar la vida y la muerte, su convicción de que ambas conviven en planos distintos y el gran amor hacia su padre que se evidencia vivo en su poesía, marcan una de las características más importantes de su inspiración.René se plantea débil, pero se sabe fuerte, en sus textos nos regala una radiografía de su marcada escala de valores, miedos y motivaciones, y nos deja ver, en ellos, un reflejo de sus creencias, fe y espiritualidad.Otros poetas, antes que René, han asumido, con éxito, el reto de poetizar el pensamiento cuántico, me atrevo a mencionar a Montserrat Doucet, o Amparo Andrés Machí de quien cito: En este libro, al igual que el fragmento de Machí, el tiempo deja de ser tiempo y en su prosa el autor realiza en un recorrido histórico, por la vida y los hechos de los que estuvieron antes, que muchos, construyendo lo que hoy conocemos como realidad; realidad que plasma también, en un capítulo de leyendas urbanas, historias y situaciones que bien pudieron haber sucedido en la imaginación del autor o en nuestras propias narices.René Burgos expresa una necesidad de compartirnos su visión optimista del conocimiento, su esperanza de un universo transformado o su aspiración de llegar a él.Las páginas de este libro guardan, no solo la inspiración de un autor comprometido con su verdad, sino también el respeto por una ciencia, que transformada en prosa y versos, se nos muestra, sin el ánimo de dogmatizarnos, fácil de digerir y, acaso, provocar ese despertar espiritual que la experiencia, el conocimiento y expresiones contenidas en los poemas y textos aquí depositados, han motivado en el autor, un profundo respeto por el prójimo y su esperanza de reconstruirnos desde el amor. René nos pone frente a un espejo, nos reta, nos anima y nos deja su legado poético como manual de vida, para los que han de venir. Lírica Cuántica es un libro que bien podríamos leer en momentos de crisis. No dudo en afirmar que el estilo y pensamiento que nos muestra René Burgos en su Lírica Cuántica, ya se encontraban dibujados en su primer libro, lo que nos indica que estamos ante un poeta auténtico, cuya madurez no lo ha distanciado de la ideología prima que le motivó a escribir: su padre.Adri