El descubrimiento del monumento mimético de los Bueyes del pastor Geryónes, en la madrileña población de La Cabrera, y por tanto, del Herákleion de Gádeira, pone en evidencia la importancia de la navegación por el interior de las cuencas fluviales de los ríos Tajo y Guadiana y la morfología del paisaje legendario, revolucionando desde este mismo momento la manera de interpretar la historia y la geografía. El autor se basa simplemente en una fidedigna lectura de la fuentes clásicas y las leyendas, conforme a los medios y posibilidades de cada época. Este ensayo de investigación, viene a demostrar que Tartessós y después Ibería, Karchedón y Rhóme, fueron los nombres originales de estos mismos imperios fluviales, que para sorpresa nuestra no se ubican en la cuenca del Mediterráneo, ni son las ciudades que actualmente se suponen, sino regiones y ciudades españolas. La inmensa ucronía geográfica e histórica, que pese haber sido detectada por prestigiosos autores en el pasado, fue desarrollada y bendecida por el papado hasta su total implementación en Europa y Oriente medio, configura el mapa político de mundo conocido desde entonces. Sin embargo, especialmente silenciada a partir del s.XI, llegó a confundir la percepción histórica, con el único propósito de expandir la férula del cristianismo a todo el orbe, llegando alcanzar su punto más álgido en el trasiego de papas y antipapas del papado de Aviñón y culminando con el estallido y el caótico desorden organizativo del Gran Cisma de Occidente y la división del cristianismo en las dos grandes facciones que hoy conocemos: la católica y la ortodoxa. A través de estas 416 páginas del ensayo, 96 fotografías y los mapas e ilustraciones que se incluyen, el lector desarrollará intuitivamente una nueva percepción de la geografía sináptica propuesta por el autor, pudiendo comprobar hechos tan insólitos de nuestra historia, como la existencia de 576 minas de hierro, oro y plata, entre otros preciados metales, sólo en la ladera sur de las sierras del Piélago (San Vicente) Guadarrama y Rincón. Además, la noticia de la botadura de dos barcos de vapor en el s.XIX, facilitada por Pascual Madoz, para mejorar la navegación del Tajo entre Aranjuez y Lisboa o incluso, el proyecto para la construcción de un puerto en la ribera del Manzanares, junto a la Casa de Campo de Madrid, para mejorar el trasiego de viajeros, ejércitos y el comercio, será un ambicioso proyecto al menos desde los tiempos de Felipe II, que sobre todo evidenciará su pasado histórico. La morfología geográfica de esta antigua navegación fluvial, los restos arqueológicos de sus templos y escalas, junto con la importancia de las ciudades modernas que las ocupan hoy, sobre el trazado de los antiguos ríos, fueron el armazón del legendario reino de Tartessós, Aígyptos, Karchedón y Rhóme. Y por mucho que nos cueste creerlo, las demoras fluviales, los santuarios y el amejoramiento de las calzadas romanas y caminos de sirga, cuyos restos encontramos en la oikouméne descrita palmo a palmo en este ensayo de investigación, fueron las verdaderas causas económicas que revitalizaron las rivalidades de la naciones del pasado y el comercio de estos metales a través de ríos como el Henares, Jarama, Manzanares, Guadarrama y Alberche, junto al transporte de pasajeros y tropas entre Madrid y Lisboa y las zonas intermedias del recorrido de los ríos Tajo, Guadiana y Guadalquivir y sus numerosos afluentes. Por muy increíble que pueda hoy antojársenos, un aviso al lector: La obra no está novelada y únicamente se podrá entender como una obra científica, desde la perspectiva de un ensayo de investigación. Nunca desde la de un libro de historia.