Uno de los aspectos más emotivos para todo aquel que ha emprendido el camino de regreso al Padre tiene que ver con la celebración de las fiestas bíblicas; saber que las fiestas del Señor nos proveen de la identidad como pueblo de Dios es un gozo que nos genera mucha expectativa y una nueva oportunidad para tomar el camino correcto en la fe del Hijo de Dios.En este libro proporcionamos la explicación bíblica de la forma en que un creyente en Yeshúa debería de celebrar las fiestas del Eterno bajo el contexto actual entendiendo de antemano que hoy en día no hay templo, circunstancia muy importante de considerar puesto que todos los mandamientos prescritos por la Torah (Ley de Moisés) para la celebración de las citas divinas implicaban ofrendas y sacrificios en el templo, lo que hoy en día definitivamente no es posible hacer y en consecuencia, la forma de celebrar las fiestas ha cambiado considerando éste contexto histórico.En ese sentido cualquiera que diga que celebra las fiestas bíblicas conforme a la ley, simplemente se equivoca, lo que no significa que no tengamos la gran responsabilidad de celebrarlas bajo el entendimiento simbólico y profético de todo el sistema sacrificial, lo que desde luego implica la responsabilidad para todo creyente de convertirse en un verdadero discípulo de Jesucristo.Al convertirnos en estudiantes de las sagradas escrituras podemos llegar a comprender la gran enseñanza de Dios para su pueblo al establecer siete fiestas anuales con simbolismos proféticos muy específicos para cada una, proporcionando en su conjunto la comprensión del plan divino de redención para el mundo a través del único vínculo justificable entre Dios y su pueblo en estas citas proféticas: ¡Yeshúa! Habiendo comprendido que el Hijo de Dios es nuestro objetivo primordial en cada festividad, puesto que cada una de las fiestas anuales apuntan hacia el autor de nuestra redención, en éste material nos hemos propuesto desechar literalmente cualquier enseñanza que contenga tradición rabínica o enseñanza proveniente de la religión judía en virtud de que a ellos aún no les es revelado Yeshúa como el Mesías, por lo que nuestra fe solo debe ser sustentada en Moisés, los profetas, Yeshúa y las cartas de sus discípulos.Bajo ese contexto, en éste libro abordamos primeramente dos temas fundamentales en su comprensión pues implican en sí mismos los dos primeros pasos que determinan el pacto de alianza con el Eterno y la adhesión a la nación del Israel de Dios, es decir, la circuncisión (Brit mila) y el bautismo (Tevilah). En el caso de la circuncisión, se explica la trascendencia de la circuncisión del corazón que hace el Espíritu de Dios como preámbulo para proceder a la circuncisión en la carne y con ello todas las implicaciones espirituales en las vidas de las personas, con lo cual se excluye la idea de que solo el hombre debe pasar por la circuncisión, pues hablar de circuncisión en realidad tiene que ver con hombres y mujeres al considerar la circuncisión del corazón de la que hablaron los profetas.En el caso del bautizo el enfoque es por supuesto bajo la enseñanza de Yeshúa y sus apóstoles, bajo el enfoque de la muerte y resurrección de Yeshúa que es, como en realidad debe hacerlo todo seguidor del Hijo de Dios.En éste libro abarcamos las cuatro primeras fiestas anuales: Pascua, panes sin levadura, primicias y pentecostés las cuales son abordadas bajo el contexto de las propias escrituras, por lo que se tomaron los pasajes bíblicos como sustento en la explicación de lo que deberíamos considerar en cada cita divina, eliminando cualquier tipo de ritual ajeno a las enseñanzas de Yeshúa y los apóstoles y resaltando los aspectos simbólicos y proféticos en que debemos enfocarnos en cada festividad, pues haciéndolo así cada año, nuestra comprensión del motivo de cada festividad se profundiza en armonía con el plan profético de redención establecido por el Eterno.