La homosexualidad es una parafilia. Una parafilia es un estado mental y emocional anormal en el cual la excitación y gratificación sexual de una persona depende de la participación en un comportamiento sexual aberrante. Una parafilia es un trastorno sexual que resulta de una regresión sicosexual a un estado infantil. Las parafilias se clasifican como casos de personalidad sicopática con sexualidad patológica. Este tipo de comportamiento patológico incluye la bestialidad, la homosexualidad, el travestismo, la pedofilia, el fetichismo, el asalto sexual, la mutilación, y el sadismo sexual, incluyendo la violación. La homosexualidad es una desviación sexual, un trastorno de la personalidad de un subtipo sociópata. El trastorno está fuertemente relacionado a un trauma infantil y no a una disfunción electrofisiológica subyacente. Un grave trauma sexual, físico o sicológico en la infancia causa el desarrollo del trastorno. La homosexualidad es un comportamiento profundamente perturbado. Tal comportamiento es profundamente degradante y totalmente subversivo a la comprensión fundamental de que los seres humanos son únicos, especiales y del más alto valor moral en el universo conocido. Tal conducta degradante inaceptablemente subvierte los estándares fundamentales de la dignidad humana y es una afrenta a la inestimable importancia e intrínseco valor moral de la humanidad. Los parafílicos a menudo tienen más de una parafilia. La parafilias resultan en una variedad de problemas asociados, tales como culpa, depresión, vergüenza, aislamiento y deterioro de la capacidad para las relaciones sociales y sexuales normales. Estas condiciones son expresiones de hostilidad en las cuales las fantasías sexuales o actos sexuales inusuales se convierten en un medio de obtener venganza por un trauma infantil. La naturaleza persistente y repetitiva de la parafilia es causada por la incapacidad de borrar completamente el trauma subyacente. Los individuos con parafilias tienen una historia de abuso sexual en la infancia. Las parafilias representan una regresión o fijación a un nivel anterior de desarrollo sicosexual que resulta en un patrón repetitivo de comportamiento sexual inmaduro. Los parafílicos retroceden a un hábito sexual que surgió temprano en la vida. Los homosexuales son culpables de su propia conducta trastornada. Aun cuando los homosexuales sufren de depresión severa y sicosis, no hay absolutamente nada que indique que los homosexuales no comprendan plenamente la naturaleza de sus actos. La naturaleza detallada de sus planes y su ejecución revela que los homosexuales siempre actúan de una manera lúcida y deliberada y no son ignorantes o irresponsables de su comportamiento. Los parafílicos homosexuales dicen que tienen el derecho de ser aceptados en la sociedad. Sin embargo, los derechos de los homosexuales no existen. Un derecho implica por naturaleza la capacidad para mejorar o complementar la vida, ya que la vida es el derecho principal del cual todos los demás derechos dependen. El estilo de vida homosexual es, de hecho, un estilo de muerte, en el que un subgrupo provoca a la gente para que adopte hábitos que son peligrosos y disfuncionales. Y como los comportamientos homosexuales son disfuncionales, porque promueven la enfermedad y la muerte en vez de mejorar la vida, son contrarios a los derechos naturales, incluyendo la vida misma, la cual es el derecho primario. Los homosexuales viven estilos de vida insalubres e históricamente han representado la mayoría de los casos de sífilis, gonorrea, hepatitis B, el síndrome del intestino homosexual que ataca el tracto intestinal, la tuberculosis y el citomegalovirus. Los sitios Web de homosexuales, las revistas médicas, las revistas sicológicas, y el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades concluyen todos en que el comportamiento homosexual resulta en un mayor riesgo para el SIDA, la hepatitis A, B y C; muchos tipos de enfermedades de tra