Excerpt from Jurisprudencia Civil, Vol. 74: Colecci�n Completa de las Sentencias Dictadas por el Tribunal Supremo en Recursos de Nulidad Casaci�n Civil e Injusticia Notoria y en Materia de Competencias, Desde la Organizaci�n de Aquellos en 1838 Hasta el D�a

Resultando que D. Rafael Ferrer impugn� la demanda pidiendo se lo abs�lviera de ella y ae declarase por via de rec�nvenci�n que n� existia Sociedad civil ni mercantil entre �l y l�s demandantes, declarand� en caso contrari� que no estaba t�dav�a disuelta; y en su defect�, que el contrato que tenia celebrado con l�s demandantes era el de mandat� retribuido, condenand� en t�d� caso a los dich�s demandantes pagarle la mitad de las ganancias obtenidas y que se obtuvieran desde 1884, previa su liqui daci�n; cuyo efecto aleg� que no era exacto l� que se dec�a en la de manda, en cuanto excluia al alegante de la S�ciedad c�nstituida en 1884, si bien era exacto en cuant� al convenio de que participar�a de una retri buci�n eventual, per� rep�rcionada las ganancias del neg�ci�, la cual equival�a en cierto m� o a darle participaci�n en lo que los demandantes llamaban C�mpa��a; que ya fuese el encarg� que le dieron bajo el concep to de socio industrial 6 com� mandatario, esti pularon una retribuci�n pro porci�nada las ganancias, que despu�s se fij� en la mitad de �stas; que desempe�� fielmente su c�metido, rindiendo cuenta exacta de las opera ci�nes que practicaba, sin llegar a percibir la retribuci�n pr�porcional os tipulada, y l� mismo vsridc� c�n p�sterioridad, sin que hasta la fecha hu biera p�did� c�nseguir que los demandantes le rindieran cuenta de las o 'ones por ellos practicadas y le entregaran la mitad de las ganancias � tenidas; que desde que se form� la indicada as�ciaci�n, se encarg� de c�mprar y vender en aqueiia villa de Manacor, en Palma y otr�a puntos importantes, partidas de granos, per� sin saber siquiera de d�nde pr�ce d�an; que hab�a entregado siempre desde el a� 1884 el diner� �btenid� en las ventas de granos, rindiendo la cuenta de cada �peraci�n, si cuenta podia llamarse el encargo de llevar g�ner� para venderl� y entregar su preci�, por lo que n� hab�a tenido necesidad de llevar libr� de cuentaa c�mo lo ten�an los demandantes, que en efecto hab�an llevado en c�rres pondiente libro y estaban, por tanto, obligados a rendirlas; y que el hecho de haberse encargado de la reventa de g�ner�s del almac�n de los deman dantes no bastaba por si sol� para calificar el c�ntrat� celebrad� con ell�s de C�mpa�ia 6 S�ciedad, pues en t�d� cas� deber�a calidearse de mandato remunerado � c�misi�n.

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