La esencia de la niñez, el instinto maternal, conjugado con un calor familiar, en los primeros años de vida rodeada de un ambiente natural, modelado por la mano del hombre, son elementos más que necesarios para educar con amor en la virtud y formar un espíritu pétreo, una inteligencia activa y una regia personalidad. Juliana, como personaje principal, vive una vida equilibrada en el seno familiar y luego por circunstancias de las catástrofes naturales, se ve obligada a huir hasta encontrar un lugar que la encierra por doce largos años, condenada a vivir una vida azarosa y solitaria en tierras que apenas tenía vestigios de pasadas y errantes generaciones. El ambiente selvático y la soledad, los animales y las plantas, la convierten en una mujer aguerrida, sabia, virtuosa, diligente y consciente de la realidad a la que esta afrontado el ser humano con la naturaleza. La obra nos encamina hacia un mundo humano, exaltando los valores y virtudes que, en un orden sistémico, enlaza lo histórico con lo natural, la familia, las costumbres, lo social con lo ecológico y lo sentimental, como un don del ser pensante y actuante que busca convivir en armonía con la naturaleza. Hace un aporte a la motivación de las gentes y organizaciones que están encaminadas a transformar y conservar el medio ambiente y los elementos que inspiran y trasladan en sueños hacia lugares inhóspitos, como encantados, del cual aprendemos, para hacer más vivible lo invivible y conquistar el amor para llegar a la felicidad, ese don que a veces es tan esquivo; pero que permanece oculto dentro de los franqueados resquicios del interior del alma, y nos impide rescatarlos, porque se aquietan los valores y virtudes y dan mayor practicidad a los defectos que entorpecen la autorrealización del ser, bloqueando la búsqueda de la felicidad. Finalmente aparece el rescate y el encuentro del amor, que devuelve la exaltación de los sentimientos aquistados en el cofre de la vida, gracias a la benevolencia de la naturaleza, el prodigio divino y la trascendencia del ser con las deidades a las cuales se llega con la pureza del alma y la férrea fe, de lograr el impulso del corazón y el encuentro de las delicias del amor. **********Manuel Antonio López AlvaradoNació el 24 de octubre de 1953, en el municipio de Tibacuy Cundinamarca Colombia. Realizó sus estudios de primaria y secundaria en el colegio Departamental de Tibacuy y los culminó en la Normal Superior de Zipaquirá Cundinamarca. Su labor pedagógica, la ejerció como docente de educación básica primaria, en el colegio Ricaurte de Fusagasugá Cundinamarca. Continuó los estudios de pregrado en la Licenciatura de Administración Educativa en la Universidad de Cundinamarca. En 1981 fue nombrado por la Secretaría de ducación de Cundinamarca como docente de educación básica secundaria en el colegio departamental de Calandaima Cumaca municipio de Tibacuy. En 1996, gano el concurso para desempeñarse como rector de las instituciones educativas, Escuela Normal Superior de Girardot Cundinamarca, Policarpa Salavarrieta, Colegio Nacional Francisco Manzanera Henríquez y Luis Duque Peña, cargo al cual renunció después de dieciséis años de labor como directivo y un total de treinta años al servicio Educativo del Estado. Dirigió en calidad de presidente, la Asociación de rectores de Cundinamarca ARCUN. Realizó una especialización en Cultura Constitucional y Democrática en la Universidad Autónoma de Colombia Bogotá. Se desempeñó como docente de la Universidad de Cundinamarca UDEC. Cursó estudios de derecho en la Universidad Cooperativa de Colombia en la sede del Espinal Tolima. Fue elegido Representante de los estudiantes ante el Consejo Académico de la Universidad. Actualmente labora como contratista de Empresas Públicas de Cundinamarca en la ciudad de Bogotá D.C. Además, se ha desempeñado como fundador de varias empresas dentro del municipio de Tibacuy. Actualmente se encuentra escribiendo