¿Subiría una persona a un avión que había visto en un sueño que se estrellaba contra una montaña de altura y explotaba y el fuego destruía el avión y su cuerpo quedaba carbonizado? Duele demasiadoJoaquina llevaba en su memoria secretos de muchas vidas pasadas. Tenía verdaderas pesadillas que revelaban sus otras vidas. Vio criaturas de sus vidas pasadas, pero no dijo nada. Cuando se despertó por la mañana, recordó cada detalle de esos sueños. Aunque no era el tipo de persona capaz de impresionarse, le pareció todo muy horripilante. Se esforzaba por no tener miedo a dormir, sabía que bastaba con dormirse para que aquellas excepcionales criaturas vinieran a convertir sus sueños en pesadillas. Las escenas eran de horror que ella había experimentado en algún momento de otra vida. Cuando en sus sueños se veía feliz, su felicidad revelada estaba desconectada de la realidad de su vida presente. Pronto vio que su felicidad descendía a la más profunda tristeza porque su amor se estaba muriendo y se vestía de luto. Era el dolor de la viudez revelado en sus sueños sobre tal o cual marido que había muerto, dejándola viuda. Por mucho que intentara dejar de soñar, los sueños llegaban en forma de manto que la inmovilizaba y le impedía despertar. Pero aquella noche el sueño llegó con claridad, y se permitió recibir aquel sueño sobre aquella tragedia con el barco de su marido que salía a pescar en alta mar. Aquella vez el sueño le revelaba que su marido, al salir en su barco a pescar, no resistiría la fuerza del ciclón extra tropical que arrasaría los mares del sur, dejándola viuda. Por muy triste que fuera su alma, Joaquina tuvo que resistir las penas reveladas en su sueño. Se dio cuenta de que el corazón tiene memoria de todos los sufrimientos que tuvo en sus vidas pasadas. Soñar era mejor que no saber la verdad. Tal vez era su única manera de afrontar la tristeza que surgía de su memoria en sus sueños. Por mucha tristeza que hubiera en su alma, Joaquina sabía que tenía que revelar lo que existía en su memoria de los recuerdos de sus vidas pasadas. En la víspera de su viaje a Florianópolis vio en sueños el desastre del avión de la Transbrasil que la iba a llevar a la muerte; y sería carbonizada por el fuego que la mataría junto con otras 53 personas la noche siguiente. Le habían advertido que su trágica muerte la liberaría de la maldición de la viudez y podría tener una nueva vida sana, una nueva vida para encontrarse con su gran amor que había naufragado y había sido devorado por los tiburones cuando intentó salvarse montado en el lomo de una compañera muerta que había utilizado como bote salvavidas. Joaquina sabía que vivir era desafiar a la muerte. Quería afrontar un nuevo reto, volver a nacer para vivir como una nueva mujer y encontrar a su gran amor, su alma gemela que se había reencarnado con la misión de encontrarla. Era su oportunidad de volver a encontrar la felicidad en los brazos de su gran amor. Iba a tener una nueva oportunidad de nacer, crecer y encontrar a Aristides en una nueva vida como Alexandre. Vio cómo se extinguía la maldición de la bruja Simeón cuando su cuerpo se carbonizó en aquel accidente aéreo que estaba a punto de producirse. A Fernanda Andrade le dijeron que tenía su cuerpo ocupado por el espíritu de Joaquina. Al amanecer Fernanda recordó el sueño Y pensó en cancelar su vuelo, pero no lo hizo. Tendría que subir a ese vuelo para encontrarse con la muerte. Su muerte iba a ser la más dolorosa, ya que, iba a morir carbonizada por el fuego al explotar el tanque de combustible e incendiar el avión. Fernanda recibió la guía de voces que poblaron su mente para renacer de nuevo a la vida. Morir es renovarse a la vida, decía siempre que veía a la gente con miedo a la muerte. Esa vez, sintió miedo a morir. Se vio a sí misma agonizando, su cuerpo siendo consumido por el fuego. Desde que se levantó por la mañana se sintió guiada por s