¿Existió realmente Jesús? Los cristianos creen que sí, pero ¿existen bases reales para pensar que esa afirmación sea cierta? La gran mayoría de cristianos nunca lo han puesto en duda, jamás se les ocurriría pensar que Jesús haya sido y sea un personaje mítico; ello está fuera de toda duda o cuestionamiento. Los cristianos dan por hecho que Jesús fue un ser que apareció en el mundo al comienzo de nuestra era, que - entre otras cosas - nació milagrosamente de una virgen, predicó, hizo milagros, murió crucificado para expiar los pecados de la humanidad y que, luego de permanecer muerto durante tres días, gloriosamente resucitó, con lo que redimió al género humano, dando lugar al Cristianismo. Si bien existen muchísimas sectas cristianas, que difieren en aspectos fundamentales o secundarios de su historia, doctrina, estructura y/o dogmas, en lo esencial, todos están más o menos de acuerdo con esos grandes parámetros y que realmente, hace un poco más de 2000 años, Jesús tuvo una existencia cierta en la tierra. Es muy difícil encontrar gente que se haya puesto a razonar críticamente sobre el tema, que haya puesto en duda la veracidad de la historia y - muchísimo menos - que haya llegado a la sincera conclusión que realmente Jesús es parte de la creación humana, que es parte de la mitología y que lo más probable es que se trate de un ser ficticio, un invento originado por la necesidad de crear una nueva religión. En general los seres humanos aceptamos como cierta la religión de nuestros padres y adoptamos la creencia religiosa predominante del lugar donde nacemos. No escogemos la religión que pensamos sea la mejor para resolver nuestros problemas existenciales, ni menos analizamos las virtudes o defectos de los diversos credos que existen en el mundo. Es muy rara la persona que pone en duda las convicciones religiosas de la comunidad y, más rara aún la persona que niega la veracidad de los dogmas religiosos, que le han sido forzadamente inculcados desde su nacimiento, especialmente durante los primeros años de su existencia. La mansedumbre intelectual, aquel estado de lavado cerebral o adoctrinamiento, es una realidad que se logra a través de la domesticación de las conciencias, de un proceso de adormecimiento de las capacidades críticas y la facultad misma de razonamiento. Como sucede con cualquier otra manifestación de la superestructura social, los dueños, la élite o los que se benefician con el negocio de la religión, a través de miles de años de práctica, han desarrollado una serie de técnicas extraordinariamente eficaces para mantener este verdadero esclavismo o subyugación mental. Desde que comencé a investigar sobre el tema, me ha resultado tremendamente incomprensible encontrar que la gran mayoría de personas se declara seguidor de tal o cual religión sin la menor capacidad crítica de por qué cree lo que cree. Simplemente lo acepta como algo natural o normal, porque así se lo inculcaron y - por supuesto - no acepta ni menos entiende la necesidad de cuestionarlo; vive conforme con lo que cree y no se arriesga a perder la "seguridad" que le dan sus creencias. Lo cierto es que una de las cosas más complicadas y difíciles que existen es poner en duda aquello que nos metieron en la cabeza durante los primeros años de nuestras vidas y, peor aún, es muchísimo más difícil convencerse que aquello no es cierto, que hemos sido estafados y que la verdad es totalmente distinta. La gran mayoría de personas llega a la tumba sin jamás cuestionar tales creencias. En este libro me propongo analizar, de la forma más sencilla y didáctica posible, esos temas tan cruciales para el quehacer humano, ofreciendo los elementos para que cada lector pueda realizar su tarea crítica, utilizando su propio razonamiento bajo parámetros lógicos.