Las relaciones humanas siempre traen consigo innumerables aristas, por su naturaleza se pueden llegar a situaciones que por su significado conllevan a dejar una huella dentro del espíritu de quienes las viven intensa e inmensamente. En esta historia, la autora, Alejandra Gotóo, nos lleva de la mano con su pluma magnifica y de manera sutil, a adentrarnos en la vida de sus dos protagonistas Isadora y Josué, en el lazo que los une y al mismo tiempo los separa.
Isadora o el amor absoluto es una historia llena de matices, con claro oscuros sobre lo que ocurre dentro de un matrimonio, sus idas y venidas. Sin embargo, no es una historia común, la fragmentación de los capítulos, y las cartas, dan una sensación de mirar las escenas de manera vívida. Debo confesar que puede llegar a ser un tanto angustiosa, por la imposibilidad de hacer y ser solamente un espectador o espectadora de las escenas creadas por la autora.
Gotóo hace un desglose de emociones haciendo un rompecabezas de palabras, donde cada pieza encaja e ilumina el entorno descrito. Los personajes secundarios son piezas que con su presencia dan un toque aun mayor de dramatismo y en ocasiones, crudeza. La escritura de Gotóo en esta obra es minimalista, con detalles que construyen una novela para pensarse y sentirse. Todo esta ordenado de tal forma que el final resulta sorprendente; me he encontrado repensándolo varias veces.
Los personajes que habitan ese sitio imaginario son sujetos desdibujados físicamente casi en su totalidad, con los cuales nos conectamos a través de sus acciones y pensamientos. Su característica principal es su universalidad. Un gran acierto que tiene la forma de narrar, es la combinación de distintos modos de contar la historia, es decir, cuando aparecen los pensamientos de los protagonistas, se puede tener mayor empatía hacia ellos y comprender su actuar. Lo público y lo privado es una idea que se manifiesta continuamente a lo largo del texto, esto puede observarse en la manera en que se desarrolla la personalidad de cada uno de los personajes, lo cual, permite al lector conectarse con la psique de cada uno.
Isadora o el amor absoluto es una obra que atrapa desde la primera página, su poder radica en la manera en que está hilada la historia. El ritmo que llevan los pasajes de la vida cotidiana de sus protagonistas y los elementos del entorno, que algunas veces parecen estatuas que lo observan todo desde la lejanía. Sabemos de su existencia porque son nombrados, el nombrar en este caso, los hace presentes y la vez los hace conflictuar. La novela también desarrolla el tema de los nombres y su significado. Es ese sentido, el mismo nombre de los personajes crea dicotomías y coyunturas que pueden ser observadas por lectores atentos.
El poder del significado de la palabra aquí es enorme, pues cada una tiene un peso considerando que los capítulos son pequeños y con pocas líneas se puede crear una atmosfera e imágenes con una cantidad mínima de expresiones. El ritmo que lleva es atrayente porque permite que se pueda llevar una secuencia clara de las problemáticas que la novela contiene. Una novela del siglo XXI, para el siglo XXI, es decir, una escritura que parece estar fragmentada pero recuerda cómo consumimos estímulos y emociones en la actualidad.
Leer Isadora o el amor absoluto es un ejercicio de reflexión, así como una vista hacia las profundidades del alma humana a través de sus relaciones con los otros, lo cual, a pesar de lo doloroso que puede sentirse, debe mirarse para comprenderse e interpretarse. Por último, quizá es la frase de Tolstoi con que inicia Ana Karenina, una de las tantas formas con que puede describirse el ambiente de novela de Alejandra Gotóo "Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera."