Novela ilustrada
Desde las primeras páginas, el lector es arrastrado a un universo apocalíptico donde una invasión de medusas mutantes amenaza la existencia misma de la humanidad. Mediante toques sucesivos, la trama gana en amplitud épica a medida que el misterio se espesa. ¿De dónde vienen estas criaturas surgidas de los abismos? ¿Cuál es este virus mortal que propagan?
Con un dominio consumado del suspense, el autor revela la información con cuentagotas, garantizando un ritmo trepidante de principio a fin. Cada nuevo giro aporta su carga de sorpresas en este escenario catastrófico malévolamente dosificado.
Pero detrás del aspecto frenético de la narración asoma una reflexión inquietante sobre el devenir de nuestra civilización. Porque esta invasión proveniente del mar no es más que una alegoría de los peligros que acechan a la humanidad, ya sean el calentamiento global, las pandemias o la locura autodestructiva de los hombres.
Así, el novelista sondea con sagacidad las grandezas y miserias de la naturaleza humana. ¿Qué ocurre con nuestros valores cuando estamos acorralados? ¿Somos capaces de sacrificar nuestro interés individual en aras del bien común? Tantas preguntas vertiginosas planteadas con una perspicacia fascinante.
En el plano formal, esta ucronía impresiona por su dominio técnico. El autor malabarea con virtuosismo entre anticipaciones científicas de una precisión asombrosa y arrebatos líricos dignos de Virgilio. El lector se deja llevar, maravillado, a través de esta odisea futurista plagada de visiones oníricas.
Sin duda, con esta novela visionaria, Francisco Angulo se inscribe dignamente en la estela de Julio Verne y los grandes autores de anticipación. Pero este clasicismo aparente oculta en realidad una reflexión de una modernidad y una profundidad sorprendentes.
Profundicemos con más detalle en los diferentes aspectos que constituyen la fuerza y la originalidad de esta obra magistral.
En primer lugar, el marco ucrónico elegido por el autor recuerda ciertos grandes clásicos del género, empezando por la novela fundacional de Verne "Veinte mil leguas de viaje submarino". Al igual que el Nautilus del Capitán Nemo, la nave Hesperides sirve aquí de escenario a una odisea futurista llena de peripecias. Angulo logra recrear la misma atmósfera opresiva y misteriosa que reinaba a bordo del submarino de Verne.
Pero a diferencia de su ilustre predecesor, el novelista español ancla su trama en un futuro mucho más cercano, apenas fantaseado. Este marco ucónico sutilmente dosificado confiere al relato un acento de credibilidad inquietante. Todo parece posible en este mundo futurista que podría sobrevenir en apenas unas pocas décadas.
De esta proximidad temporal se desprende un cuestionamiento existencial de candente actualidad. Porque detrás de la trepidante trama, se trata precisamente de nuestro futuro.