"La joya de la Corona". Así se conoce en Colombia a las Empresas Públicas de Medellín (EPM), un conglomerado empresarial que tiene integrada la prestación de servicios esenciales para la ciudadanía, como lo son la energía eléctrica, el gas, el acueducto y alcantarillado, las telecomunicaciones y la recolección de residuos sólidos.
A su vez, esta organización es el mayor botín que se disputan en tiempos de elecciones los políticos de profesión.
¿Por qué?
Les voy a dar algunas cifras para que se formen una idea del colosal poder económico y político que hay detrás de una empresa tan ligada a la calidad de vida de los ciudadanos.
Como grupo empresarial, EPM tiene presencia en México, Guatemala, El Salvador, Panamá, Chile y Colombia. Sus frentes de actividad son diversos, pues incluyen la generación transmisión y distribución de energía, la distribución de gas, la provisión de agua, el tratamiento de aguas residuales y la gestión de residuos sólidos. Al cierre del 2020 tenía cerca de 8,6 millones de clientes y usuarios, 9.177 proveedores y contratistas y una nómina de 15.498 colaboradores. En medio de la pandemia del Covid 19, los ingresos consolidados de EPM crecieron un 8% y se situaron en 19,8 billones de pesos colombianos. Su Ebitda descendió el 4% y cerró balance en $5,8 billones. La utilidad consolidada del grupo empresarial ascendió a $3,7 billones, con incremento del 19% frente al ejercicio del 2019. Sus activos también crecieron, un 16%, y culminaron ese año fiscal en $63,7 billones, en tanto que su patrimonio se situó en $27,1 billones.
El cargo de Gerente General de EPM es, si se quiere, más importante que el de un ministro de Estado en Colombia y que el de CEO de cualesquiera de las 5 más grandes empresas privadas antioqueñas. Y una de las razones para ello, es que en un año, como el 2021, esta organización maneja un presupuesto de $19,2 billones. De este monto, $8,8 billones se van a la remuneración de la nómina. Al pago de la deuda se destinan $3,4 billones. Y en materia de inversiones -una de las variables claves para los políticos que pujan por este poder-, EPM maneja en 2021 un total de $6,7 billones. Nómina, presupuesto y contratos. Tres variables que despiertan las ambiciones de los políticos de oficio que quieren formar también sus micro o macroempresas electorales. Pues bien. Este libro es una buena muestra de la manera como un político muy hábil, controversial y frentero, movió desde la Alcaldía de Medellín todos los hilos de las Empresas Públicas: Luis Pérez Gutiérrez. No dejó títere con cabeza. Una prueba de la inestabilidad que se vivió en la organización durante su mandato, es que entre 2001-2004 EPM tuvo tres gerentes generales. Tanto intervino directamente el alcalde en EPM, que sin ruborizarse declaró desde el inicio de su gobierno que él sería el primer Gerente General de Empresas Públicas de Medellín, con lo cual redujo a la categoría de simples títeres a las personas que puso en esos cargos. Adicionalmente, Pérez despreció a los expertos de EPM, los desacreditó públicamente y puso sus intereses políticos por encima del rigor técnico, económico y jurídico.
¿Qué por qué sigue siendo relevante esa historia?
En primer lugar, porque estos hechos son un buen espejo de situaciones que se están viviendo en EPM desde enero de 2020, por cuenta de los dictados del alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle. No se extrañen si por momentos piensan que el gobernante de hoy (2021) es el mismo del año 2001-2004). Juzguen ustedes mismos, busquen las similitudes y analicen el comportamiento de las llamadas "fuerzas vivas de la sociedad" y de los empleados de EPM ante ambos gobernantes.
Y lo segundo, es que los ciudadanos tienen derecho a informarse adecuadamente sobre los antecedentes de quienes desean regir sus destinos, desde un cargo tan relevante como es la Presidencia de la República.
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