Excerpt from Historia de Granada, Vol. 2: Comprendiendo la de Sus Cuatro Provincias Almeria, Jaen, Granada y Malaga, Desde Remotos Tiempos Hasta Nuestros Dias

Amb�c��n Con el buen �xito de estas negociaciones y con el car�c irigasdelprincipe ter bondadoso de Abu - Abdala, presagiaban los granadinos M�ham�d' un porvenir venturoso mas la ambicion que se adormece en los momentos del peligro y se despierta en el seno de la paz, intro dujo la discordia en el recinto mismo del palacio �rabe. El rey educaba con igual cari�o a sus cuatro hijos J usef Mohamad, Al� y Ahmad. La �ndole del primog�nito formaba singular contraste con la de su segundo aquel, bondadoso discreto �dotado de blandas y afectuosas costumbres, se habia granjeado tanta popularidad que los grandes, la plebe de Gra nada y hasta el mismo rey le veneraban como digno heredero de la co rona: no as� Mohamed, altivo, ambicioso, devorado de envidia parec�a herido de dardos envenenados cuando miraba las demostraciones y oia los vivas con que la muchedumbre agasajaba a J usei. Ciego con sus ren cores concibi� el plan smiestro de destronar al padre y vengarse de su futuro sucesor: para ello atrajo a su partido atodos los alfakis intole rantes y fan�ticos los incit� que prepararan la opinion del vulgo in constante, culpando al rey por su familiaridad con los cristianos, y por sus deferencias en haber concedido gratuita libertad a los cautivos: hasta las �tiles relaciones que granadinos y castellanos entablaron durante la. Paz con grande acrecentamiento del comercio y de la industria, fueron mahgnamente interpretadas como consecuencias de una pol�tica err�nea, perniciosa y contraria a los dogmas prohibitivos del islamismo. Las p�r �das exhortaciones engendraron un tumulto: una turba de villanos, ca pitaneados por los agentes de Mohamad, os� aproximarse a. Las puertas de la Alhambra pidiendo con gritos y amenazas la deposicion de Abu Abdala Iusef. Sorprendido este, se asom� a los agimeces del palacio, y al ver los grupos de sediciosos y la fiereza con que blandian sus picas y espadas, retirose acobardado a una oscura alcoba y resolvi� abdicar la corona para ce�ir con ella las sienes de su culpable hijo. Hall�base la sazou en el mismo palacio el embajador de Fez, personaje grave respe tado del pueblo granadino, no solo por la investidura de su encargo.

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