Lo que propongo en cambio es un enfoque total en el que el sentido literal coexiste simultáneamente con el sentido alegórico, sin que uno excluya al otro, y conectados entre sí a través de la analogía entre los seres de tres cerebros y Dios. La analogía permite, no sólo la conexión entre las dos dimensiones, externa e interna, fáctica y alegórica, sino que incluso permite la traducción, el paso, de una dimensión a otra. La analogía es como un "túnel" que conecta las dos dimensiones, que conviven exactamente como en el universo cada escala convive con la otra, la grande contiene otra de dimensiones más pequeñas... una dimensión dentro de la otra... nada más que la Octavas interiores. Los planteamientos interpretativos unilaterales de Belcebú sólo pueden ser propios de quien no tiene los centros equilibrados... por tanto de un hombre dormido. En algunos de esos fanáticos divagadores que dogmáticamente dictan que "Los cuentos de Belcebú a su nieto" es sólo una alegoría, la imaginación ha dado lugar accidentalmente a otra interpretación imaginativa definida por su propio malentendido inconsciente como "interpretación alegórica". El resultado de este otro "pedo cerebral" es que los planetas del sistema solar mencionados por Gurdjieff en Belcebú corresponden a "estados emocionales". Nada mas lejos de la verdad. Bastaría simplemente considerar la descripción exacta que proporciona sobre el planeta Marte respecto a su conformación entre tierras altas y tierras bajas que dan origen a un solo gran continente y a un solo gran y único océano. Esta información detallada sobre el planeta Marte, que Gurdjieff escribió en su libro en la década de 1920, no se conoció hasta muchos años después, tras el envío de sondas espaciales. El planeta Venus sólo se menciona de pasada, sin dar detalles, entonces ¿cómo podría ser una sugerencia de un estado emocional? En definitiva, una tontería... si uno quiere extraviarse basta con seguir las sugerencias dadas por los "alegoristas" de Belcebú. Belcebú contiene el aspecto alegórico, pero sólo es accesible cuando se ha accedido primero al aspecto literal, porque el entrelazamiento entre el "sentido literal" y el "sentido alegórico" está unido a través de la exacta "analogía" entre el hombre y el megacosmos ("Hombre creado a imagen de Dios"; refiriéndose a su estructura interna y no a su apariencia externa como algunos tontamente entienden). Nuevamente a través de esta analogía, Gurdjieff afirma: "Estudiando al hombre estudiamos el universo, y estudiando el universo estudiamos al hombre". Pero aquí vienen los "alegoristas" que destierran y se burlan de la interpretación literal, por lo que cuando Belcebú esté explicando algún fenómeno que ocurre en el universo y las leyes relacionadas con él, los alegoristas no lo tomarán literalmente, y por lo tanto no podrán traducirlo. el mismo proceso desde el universo hasta el interior del hombre, siguiendo así el camino exacto de la analogía que conduce al sentido alegórico real, y se verán obligados a inventar otro propio. En "Beelzebub" el sentido literal y el sentido alegórico coexisten sin excluirse jamás, y ambos están conectados por la tercera fuerza, que es la de la analogía. Belcebú es un "Todo", y como tal contiene en sí mismo todos los planos y todas las escalas del universo, así como todas las mismas escalas dentro del hombre. Desde el sentido literal, pasando por la analogía, hasta la alegoría, todo convive simultáneamente, sin que un aspecto aniquile jamás al otro.