Media hora antes que llegara el tren de las dos y media a Pueblo Largo el anden de la estacion ya era un mar de gente. Todas las personas se acercaron solo para asegurarse un buen lugar desde donde observar la descarga del fabuloso feretro de roble lustrado, destinado al escribano Arquimedes Ferreira, cuyo cuerpo espera desde esta madrugada en una habitacion de su lujosa mansión de dos manzanas enteras, a un costado del pueblo.
Despues que bajaron el cajon del tren y lograron ubicarlo en un carro enorme tirado por caballos, toda esa gente empapada por el sudor de una tarde de verano caliente y humedo, se fue detras del carro, al ritmo de los equinos, levantando polvareda por las calles de tierra, que son las unicas que hay en los pueblos de campaña. Por esas calles calientes de Pueblo Largo anduvo la turba con caras sonrientes y bromas groseras sobre el enorme cajón y su destinatario.
Con el borbollon, nadie reparo en las siete personas que bajaron en el anden, y que despues subieron a una volanta descapotable que iba abriendo la marcha a media cuadra de distancia. Eran los parientes del finado que vinieron de la ciudad con el costoso ataud. Llegaron para un funeral apresurado por las circunstancias, y tambien por lo suyo, cuando repartan, esta misma noche, los tantos bienes dejados por el finado.
Fiel a la casi centenaria tradicion de Pueblo Largo, el cortejo tendra que marchar a pie rumbo al cementerio, distante unas veinte cuadras.
Dos kilometros de caminata funebre, una tarde de verano, no es poca cosa. Y no sera facil llegar a destino con un cielo que amenaza abrirse en cualquier momento para dejar caer toda el agua almacenada.
Iran por la calle principal hasta doblar el codo del camino frente a la chacra de Gregorio Rodriguez, que ara su tierra con dos bueyes y se entretiene mirando pasar todos los entierros acodado en el alambrado.
Un poquito mas adelante, salvando el paso a nivel de la via ferrea, esta el cementerio y la tumba que sera morada eterna del recien fallecido. Se trata de un gigantesco mausoleo con marmoles de tres colores, grandes vitrales y dos majestuosos arcangeles que lo custodian, se supone que por toda la eternidad.
Aparte del prologo y el epilogo, El Funeral del Escribano tiene siete capitulos: 1 - El Inspector investiga, 2 - Dinastia de los Ferreira, 3 - Carruaje y caballos negros, 4 - Llegan los familiares, 5 - Al trotecito bajo la lluvia, 6 - En la tumba majestuosa, 7 - El testamento del escribano.