Al menos cinco personas deseaban a Gavin Dordress, el dramaturgo, muerto la noche de su maltrecho partido. Fue esa noche que Gail Garrett y Bea Townley discutieron abiertamente por el papel principal en su nueva obra, que nadie había leído. A la mañana siguiente fue encontrado muerto a tiros, un ajedrecista impreso en la frente, y cerca de una carta de despedida que sonaba sospechosamente como uno de sus personajes del escenario hablando. La policía lo llamó suicidio. Pero Cynthia Dordress y Amos Lee Mappin lo llamaron asesinato. Durante semanas el suspenso cabalgó alto. Entonces una nueva y sorprendente pista aceleró una cacería aparentemente desesperada a un final emocionante.Ethan es un joven artista en la ciudad de Nueva York que es testigo de las travesuras de una rica disputa excéntrica con un comerciante callejero. Ethan rescata al anciano de los espectadores hostiles y luego toma un trabajo con la familia como compañero de caminata del hombre. Se ve arrastrado a un misterio cuando la familia recurre a él en busca de ayuda de los chantajistas. Un músico cautivador, con quien se enamora, se muda a su edificio, pero su propio misterio los mantiene en desacuerdo. Ethan es honorable y muestra fuerza de carácter mientras lucha con sus propias emociones y confusión. El final está bien unido.Nick, el amigo de Fin Corveth, es robado, y le roban un medallón de esmeraldas. El asesinato pronto sigue, y la única pista del motivo es un pedazo doblado de papel en blanco. Las nubes oscuras se están reuniendo y amenazan con envolbar el barrio joven de Nick, Mariula. Fin trae al escritor de misterio Amos Lee Mappin, ya que se hace evidente que hay mayores acontecimientos que un simple asesinato.Jules Gartrey, un destacado banquero, es asesinado en su apartamento y la policía tiene a Al Yohe en la mira. El escritor de crímenes y detective ocasional Amos Lee Mappin se encuentra acorralado en la investigación por su personal y la joven novia de Yohe. Mappin pronto descubre que hay muchos sospechosos, pero Yohe todavía está en la parte superior de la lista.El transatlántico en el que Lee Mappin viajaba en lo que iba a ser una de sus misiones más peligrosas y emocionantes se deslizó sin escolta de Nueva York, sus lados brillantemente iluminados para mostrar la bandera neutral de Portugal. Entre los pasajeros que abarrotaban cada cabina había varios en los que Lee tomó más que un interés leve; el apuesto y sonriente joven Ronald Franklin, por ejemplo, que dijo que era un agente estadounidense para los relojes suizos; John Stanley, saliendo a la dura legación de los Estados Unidos en Lisboa, y su joven esposa Vera, hija de un rico nabob de tabaco; Kate McDonald, la mujer elegantemente vestida pero un poco pseudo-escocesa. Cualquiera que sean los propósitos de los buceadores que motivaron su viaje a Europa sus actividades inmediatas iban a ser en gran medida la preocupación de Lee Mappin.