La belleza de la naturaleza embelesa, su perfección, llena de armonía forma y color, por donde se mire; quien tiene sensibilidad y sentido de apreciación-admiración, descubre su juego de colores; sus artísticas formas, el sentido de las proporciones; el juego volumétrico, los contrastes y el suave degradé; lo grande y lo pequeño conjugados; juntos en lúdica armonía y tanto más, que para otros tan son solo son matas, hojas, troncos, flores y otras tantas cosas más de simpleza material. Respetable percepción. La belleza, no es belleza en sí; lo es únicamente para quien tiene la nobleza en el corazón de reconocer armonía, equilibrio y puede darse la libertad de contemplar el mundo con deleitosa paz. Mientras no tengas paz, no podrás contemplar y extraer toda la belleza que por donde pases la naturaleza gratis, con abundancia nos ofrenda. Busca esa paz y solázate; embriagándote con ese baño de dulzura; permite que tu existencia sea invadida; déjate transformar del nuevo nacimiento. Eso de la paz, en ocasiones resulta algo complicado; es mucho más que el silencio de las armas en su accionar destructor. Hay quienes en su ermitaño retiro, se ocultan por no poder aguantar la ausencia de paz; afecta su semblante, resalta fealdad; sintiéndose blanco de inexistentes escrutadoras miradas, con acusación implícita. La armonía de la paz es disposición para el amor; es renunciar al egoísmo que carcome y mata; la energía que tan solo ella nos puede entregar, para recargar nuestras menguadas baterías anímicas; que nos permite convivir equidistantes montados en el balancín de los derechos y deberes. Ese es el objetivo de esta pequeña obra que a su disposición pone este escribiente, su servidor; deseando que se nutra de la misma paz, que deseamos transmitir quienes la hemos recibido; porque no es nuestra; nos ha sido dada. La hemos recibido; y como no, si nadie da de lo que nada tiene. Hemos adquirido el compromiso, con quien nos la entregó, de convertirnos en siervos transmisores. ¿Piensa usted en la paz, le motiva; quisiera un mundo de paz? No va a haberlo por ahora; pero vendrá. Lo que si podemos construir es un refugio de paz, a nuestro alrededor; y eso depende tan solo de cada uno de nosotros; en forma individual. Nadie puede construir la paz de su vecino, si este con retrechera decisión la ha despreciado. Es nuestro deseo que decida hacer de su vida un pacífico refugio; única forma de que a su alrededor la encuentre, y sea parte del entorno; tan solo en esa forma usted se convierte en transmisor de ella. El escribiente