Nota para la reedicion de 2021Hace quince años publicamos en editorial PYRE la primera edición de esta obra que tuvo muy buena acogida entre estudiantes y profesores. Lo hicimos con el seudónimo de "Pol Ubach", porque, en aquel momento solíamos escribir otro tipo de obras. De este volumen se han vendido varios miles de ejemplares. Por aquella fechas ya era palpable la crisis de la enseñanza en España y el descontrol que se había apoderado de los centros de enseñanza, especialmente en secundaria. En tanto que padres, nos pareció necesario ayudar a nuestros hijos a proveerse de un método para salir adelante en los estudios.Desde que tenemos memoria echamos en falta en los planes de estudio alguna asignatura en la que se "enseñara a estudiar". Antes, se daba por sentado que esos conocimientos se adquirían en el marco familiar o incluso en las, por entonces, llamadas "marías", asignaturas a las que no se daba ninguna importancia. Nosotros tuvimos un profesor, el "Señor Villar", de "Formación del Espíritu Nacional" (equivalente en el Bachillerato franquista a la actual "Educación para la Ciudadanía") que nos enseñó a estudiar. Gracias a él sacamos adelante asignaturas que, de otra manera, nos hubiera costado aprobar. Parte de sus enseñanzas están recogidas en este pequeño volumen.En 2005, al escribir estas páginas, estábamos en los albores de la era digital. Era habitual tener un ordenador en casa, pero no tanto estar conectado a Internet. Hoy, cuando estamos entrando en la era del 5G y nuestra sociedad se ha zambullido en las "autopistas de la información", nos hemos preguntado si cambiaríamos algo el contenido de estas páginas. La respuesta no puede ser sino negativa: la máquina no puede sustituir al esfuerzo humano. Si, algún día no muy lejano de la "cuarta revolución industrial" alguien pretendiera conectar cerebros con ordenadores y cargar y descargar en ambas direcciones información, eso serían procesos telemáticos, pero no sería "estudiar", ni siquiera "aprender", tan solo un proceso que nos acercaría a la máquina y nos alejaría de lo humano al pretender reducir la cultura a un mecanismo frío y automatizado; algo muerto, en definitiva.Estudiar y asimilar conocimientos es una parte de la formación de la personalidad y del carácter.Hace un siglo, alguien que hubiera cumplido los 14 años era considerado hombre o una mujer "joven" y, por tanto, capaz de valerse por sí mismo. Hoy, parece como si la mayoría de edad, no legal, pero si real, se hubiera ido desplazado. La diferencia entre un adolescente y un adulto es que el segundo se responsabiliza de su vida, mientras que el primero vive dependiendo de sus mayores. El hecho de que la esperanza de vida se haya, dilatado, no parece una razón suficiente para admitir esta elevación de la edad en la que un joven se independiza, como tampoco el hecho de que las condiciones de trabajo hayan cambiado y para muchos trabajar parezca un lujo.Fuera de los casos en los que la herencia familiar, la suerte o el dominio de determinadas habilidades faciliten un buen nivel de vida, lo cierto es que la mayor parte de personas que no tienen dificultades económicas, se debe a que han sido conscientes, en su infancia y en su adolescencia, de la necesidad de estudiar y de formarse. Cuando antes se asuma este dato esencial, mejor.Este libro pretende ayudar a que los estudiantes tomen conciencia de lo que es la vida, planifiquen su futuro y estén en condiciones de hacerse un hueco en una sociedad extremadamente competitiva. Y que lo hagan lo antes posible.Los padres deberían también leer esta obra. Es preciso recuperar la "tarea de padres". La función de los padres es ayudar a sus hijos. En todo y hasta que estén suficientemente preparados para volar solos. Ls corresponde una parte importante en la formación del carácter de sus hijos...