About the Book
Los protagonistas de esta historia con sabor a fábula, son Estive[1] y el Güije[i]. Estive fue un inmigrante jamaiquino que llegó a Cuba durante la bonanza económica de los años previos a la revolución comunista y echó raíces allí, permaneciendo hasta el final de sus días. Se convirtió en un personaje legendario en el Puerto de Manatí, un paraíso en la costa norte de la antigua provincia de Oriente, en la primera mitad del siglo XX. Este puerto, construido en el canal de salida de la bahía de Manatí, de la cual toma su nombre, sirvió como apéndice comercial del central azucarero ubicado a unos 12 kilómetros al sur. Floreció cultural y económicamente, hasta convertirse en un lugar codiciado por muchos, pero muy exclusivo. La mayoría de las familias fundadoras de este pueblito tenían origen español, especialmente las figuras patriarcales, por lo cual el Negro Estive era casi una singularidad. Pues sólo había dos o tres familias negras en todo el pueblo, tratadas con la misma consideración que el resto de los habitantes; era un pueblo libre de racismo, un hecho notable en una época donde la discriminación racial prevalecía, especialmente en las grandes ciudades del país. El otro personaje es el Güije, que para la mayoría de los cubanos de esa época era un ser de la mitología folclórica, es decir, un ser imaginario, aunque, ¡quién sabe! El Güije se encuentra presente a lo largo de la isla. En el Puerto de Manatí le llamábamos el Jigüe, homónimo del árbol de madera dura. En la zona occidental y en casi todo el resto del país, se le conocía como Güije. Por último, en algunos círculos de la religión yoruba lo conocían por Chichiricú, estando esta denominación más asociada a las prácticas religiosas, atribuyéndole poderes oscuros como la capacidad de causar ceguera, parálisis, terror extremo, y la más peligrosa de todas: ¡alterar el destino! También se dice que son inmortales o que envejecen muy lentamente. En nuestra historia, el personaje central es el Güije Portuario, una figura mítica única y especial del Puerto de Manatí, y no tan terrible como su parentela del resto de la isla, jajaja. ¡Nuestro Güije, aunque grotesco, inmortal, travieso y peligroso, no es diabólico ni bilonguero! Además, entre sus atributos sobrenaturales está la capacidad de desaparecer súbitamente y reaparecer transformado en un animal o en otra de las variadas formas de Güijes de la isla. Con esto en mente, te invito a unirte a Estive en esta emocionante aventura que te mantendrá en suspenso hasta el último momento, mientras descubres los misterios del 'Puerto de la Gloria', término con el que mi abuela también se refería a esa hermosa bahía, entrecruzada por esteros y bañada por las aguas cristalinas del océano Atlántico. [1]-Estive es la forma a la que convertimos el nombre ingles Steve, distorsionando la pronunciación correcta en ese idioma, convirtiéndolo en un nombre nuevo, hibrido de la pronunciación en Ingles con la escritura en español y viceversa. Es decir, S=Es, te=ti y ve=ve. Forzando la pronunciación de ve al final, que en Ingles no suena en este nombre, o su sonido es como de una f sin vocal. [i] -En la cultura del caribe, especialmente en Cuba, existe un duende llamado Güije, Jigüe o Chichiricú. Es un ser pequeño y feo, de piel oscura y rasgos desproporcionados. Tiene ojos grandes y verde-amarillos que sobresalen de su cara. Vive en lugares con agua, como ríos o lagunas, donde se esconde y hace travesuras. Por las noches, sale a asustar a los que pasan por ahí. No usa ropa, solo se cubre con plantas. El Güije es un personaje del folklore y la mitología criolla cubana, que se ha plasmado en diferentes expresiones artísticas, como libros, canciones, pinturas, películ