Cuantas emociones he vivido durante estos cinco años, desde casi ahogarme en el dolor hasta revivir o sentir ese mundo invisible y hermoso. Es que la partida de un hijo puede adormecer tus ilusiones, puede hacer sombría cada mañana de tu día. Cualquier muerte es dolorosa y deja un vacío enorme, pero cuando logras traspasar esa frontera, comprendes y crees que hay vida más allá de la muerte, todo cambia y todo tiene sentido. Lo mágico de "Escribir por él", es que te acalambra, te da una sensación media eléctrica, un cableado espiritual que te unifica. Es un sentimiento nuevo que fue creándose, abriéndose o quizá ya lo tenía desde antes de nacer, no sé, pero sí sé que ya se ha convertido en una sensación casi normal, el hablar con él, sentir su mundo, entender su partida, sus motivos, su vida, cosas que ni yo misma sabía.Con ternura y frontalidad nos habla de sus miedos, soledad, depresión, dudas, anhelos, alegrías, ilusiones, explicándonos de manera tan natural que logra hacerte cambiar la forma que ves la vida.Son razones suficientes para contar en este libro, parte de su historia, nuestra historia. Es muy poco lo que cuento, son muchas, cientos más de páginas por ser narradas, su mundo de sensaciones, su vida aquí y allá, hay tanto por contar. Hemos hablado de todo, cosas que a veces no entiendo, pues suenan a filosofía, pero las siento, y hace algo en mí. Mi cuerpo, mi forma de vivir, de ver y analizar ya no son las mismas, no, pues con su partida he revivido, he conocido, he hablado, y hasta he percibido todo aquello he narrado. Me ha transformado al punto de cuidar mi vida, ser la que soy, a veces sin fuerzas otras como un roble. Sigo cotorreando, ¿hasta cuándo?, no sé, solo sé que me hace bien. Les iré contando una y más aventuras, ¿de quién?, de mí, de Andrés, de nosotros, incluidos y excluidos, de todos aquellos que un día estuvieron en nuestras vidas, y ahora están, no sé dónde, pero siguen aquí, están, como un hipervínculo sincero, fuerte, poderoso, invisible, pero para mí totalmente visible. Al final entiendes que, el viaje transitorio que hacemos por la tierra tiene una gran razón y motivo, y el motor que nos impulsa a vivir con ilusión y esperanza es, sin lugar a duda, el amor.Existe un lazo invisible con quienes se adelantaron hacia otro destino y mientras sintamos ese amor y fe, esta unión y comunicación será eterna, pues tan solo están "detrás de una ventana" ellos no se han ido...